lunes, 10 de septiembre de 2018

Entrevista a Dioni Arroyo


Las tierras castellanas arropan en su seno a Dioni Arroyo, para muchos conocido. Nos encontramos en la Plaza Mayor y pronto nos refugiamos al abrigo de un café de luz tenue.

Dioni fue el fundador del colectivo de escritores “Los perros del coloquio”, que define como “un colectivo de escritores y soñadores de Valladolid”. Su objetivo era renovar la literatura y permitir a nueva generación germinar en una tierra “demasiado tradicional”. A pesar de que impulsó a dichos autores entre 2013 y 2016, actualmente cada uno ha tomado sus propias derivas pese a que siguen teniendo buena relación.

Dioni da un sorbo a su café caliente, que le empaña las gafas. Mientras seca los cristales, me explica que le “empujó a escribir el anhelo por comprender los sentimientos de las personas que más quiere, el deseo de felicidad, los estados de ánimo que nos afectan y que le permiten a un escritor inventar mil historias”. Afirma que “escribir sobre esos asuntos te aproxima al subconsciente propio y ajeno. La naturaleza humana es impredecible y maravillosa, y podríamos estar toda la vida describiéndola sin conseguir abarcarla”.

P.      La Asociación de Castilla y León de Fantasía, ciencia ficción y terror (KALPA) contó contigo como presidente. ¿Has dado a conocer desde esta posición el Steampunk (o cualquiera de sus variantes)?

D. A. Estuve en la presidencia de KALPA hasta 2017. Decidí dejarlo en la última asamblea para volcarme en la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT) de la que soy el vicepresidente. Pero con respecto a la situación del Steampunk en Castilla y León, puedo decir que es un género que va a más. Hay que reconocer que el ritmo de la meseta es muy pausado, y las innovaciones tardan más en llegar, pero insistimos con los aficionados y lectores en su significado y en que vale la pena conocerlo.

P. ¿Crees que este subgénero tiene cabida en Castilla y León?

D.      A. Sí, dado que ya empieza a haber publicaciones. Y no me estoy refiriendo a mi novela, también está Mimi Alonso, que desde el Bierzo cultiva este subgénero en algunas de sus obras. Asimismo, en los festivales CyLcon ha habido varias ponencias sobre retrofuturismos. Y, en noviembre; en la Hispacon de Salamanca, estoy convencido de que también tendrá su espacio.


P.      ¿Cuál opinas que es su posición dentro del Género?

D.      A. Ocupa una posición privilegiada al desafiarnos con un mundo pasado. La ciencia ficción ha estado demasiado enfocada en especular sobre el futuro; y el steampunk habla de ucronías, del mundo victoriano o de cualquier otra época en la que lo analógico marcaba las tendencias tecnológicas. También es una invitación a releer figuras literarias como H. G. Wells o Julio Verne, descubriendo obras como París en el siglo XX, que al haber sido descubierta y publicada hace veinte años, muchos lectores de mi generación se la perdieron. El steampunk viene para renovar la ciencia ficción, para reinventar mirando hacia el pasado, captando numerosos lectores que de otra forma no se acercarían. Además, no solo es literatura, cómic o cine; también posee una acertada influencia en el arte, la moda o la estética. En definitiva se trata de una nueva forma de vivir, una filosofía diferente con la que liberarnos del materialismo actual. El steampunk posee una carga liberadora que nos invita a pensar de manera distinta, a redescubrirnos a nosotros mismos. Es un movimiento cultural que aquí aún no ha conocido el desarrollo de algunos países anglosajones, por lo que estoy convencido de que en mi tierra va a crecer los próximos años.

El Steampunk, en definitiva, se trata de una nueva forma de vivir; una filosofía diferente con la que liberarnos del materialismo actual




Uno de los autores que más ha influencia a Dioni Arroyo es H. P. Lovecraft, uno de los grandes referentes de su juventud. Tanto es así, que parte de lo que escribe “siempre posee licencias suyas”. En su última novela, Cuando se extinga la luz,  también tiene algo de homenaje a su figura.

Pero este vallisoletano profundiza también en el género de su maestro: el terror.



P.      Normalmente los autores de novela negra profundizan en la psique humana. Como licenciado en Antropología social y cultural, ¿por qué atrae tanto el terror?

D.      A. El terror es una respuesta básica, elemental e instintiva de protección hacia aquello que no podemos explicar, hacia lo desconocido. Es algo inmediato que de manera instantánea moldea nuestro organismo para prepararnos, o bien para huir o para defendernos de depredadores. Es bueno tener miedo, es un síntoma de salud mental y hay que normalizarlo en nuestra vida. La literatura y el cine han sabido explotarlo porque saben que experimentar esa sensación perturbadora obliga a nuestro organismo a elevar la tensión arterial. Se liberan neurotransmisores como la dopamina o la adrenalina, que nos causan euforia repentina. El cuerpo, al detectar que la amenaza es irreal (que es producto de una película, un libro o una atracción de feria), responde con la placentera sensación de seguridad, y con algo de serotonina. Lo que pretende – y consigue - asustarnos, acaba ofreciéndonos una cálida sensación de bienestar y euforia muy gratificante, que refresca nuestra fisiología. 


P.      En tu obra Los ángeles caídos de la eternidad hablas sobre una pareja de asesinos, ¿qué has descubierto de su mente?

D.      A. La novela fue muy experimental. Quería hablar de dos jóvenes que son capaces de cometer un asesinato. Pretendía sumergirme en su mente, ver cómo se sienten en esos momentos, cómo lo viven y lo padecen. Y también sus consecuencias. El mundo del crimen me atrae, de hecho, llevo veinte años trabajando como funcionario de prisiones y conozco muy bien esos ambientes. Siempre me ha generado un gran estupor el conocer a homicidas que, a fuerza de negar su crimen, a fuerza de decirse día tras día que son inocentes delante de un espejo al final se lo acaban creyendo; e insisten ante un tribunal que ellos no fueron. Y pasarían cualquier prueba del polígrafo y engañarían al mejor de los psicólogos porque, realmente, no están mintiendo.



Escribiendo la novela (Los ángeles caídos de la eternidad) llegué a la conclusión de que cualquiera podría ser un criminal



Su cerebro ha creado tantos pliegues mentales para negar ese hecho terrible, para poder conciliarse con ellos mismos y atreverse a contemplar su reflejo, que se acaban auto engañando y te repiten que son inocentes sin una sombra de duda. La mente es un auténtico misterio, y vemos y creemos lo que queremos ver y creer, los sentidos se pueden burlar de nosotros. Escribiendo la novela llegué a la conclusión de que cualquiera podría ser un criminal, que todos tenemos unos segundos en los que perdemos los estribos, y matar es una cuestión de escasos segundos. Todos podríamos ser asesinos en potencia si en esos instantes de rabia incontenible nos dan un arma. La causa del crimen en mi novela se basa en una agresión sexual, por lo que también he intentado preguntar al lector quién es el verdadero culpable.



P.      Fracasamos al soñar aborda el transhumanismo, un tema en boca de todos. ¿Qué futuro aventuras al ser humano?


D.      A. Creo que la única oportunidad que tendremos de sobrevivir al siglo XXI será evolucionar de homo sapiens a homo ciborgs. Y la Inteligencia Artificial Autoconsciente nos obligará a ello, dado que hará todo mejor que nosotros. Crearemos una nueva especie que, aunque no serán seres vivos, podrán experimentar sentimientos y comprender sus recuerdos. Ser conscientes de que existen, de que ocupan un lugar importante, y nos forzará a reaccionar. Seguiremos teniendo el monopolio en transformar la información en conocimiento, pero poco más; por lo que cada vez seremos más artificiales, con implantes que mejoren nuestra adaptación a los cambios. Aunque no nos guste, en el momento en que la presión lleve a otros a “mejorarse”, la competencia nos exigirá seguir el mismo camino aunque; como todos los cambios, ni será tranquilo ni pacífico. Los contrarios a la hipertecnificación, bien porque no estén de acuerdo o porque no tengan acceso a la tecnología, se quedarán atrás y formarán el nuevo proletariado.


P.      Entonces, ¿nos convertiremos en hombres ciborg?

D.      A. Lamentablemente, así lo creo. Y evolucionaremos más en este siglo, que en los cien mil años anteriores. Y digo lamentablemente porque será un cambio tan acelerado, que nos provocará vértigo.



Creo que la única oportunidad que tendremos de sobrevivir al siglo XXI será evolucionar de homo sapiens a homo ciborgs



P.      La ficción climática y el greenpunk también han conquistado tus escritos (Fractura, “Las algas del olvido” en la antología El futuro es bosque, etc). ¿Piensas que la civilización ha herido tanto a la naturaleza que se va a revelar?



      D. A.La naturaleza lleva mucho tiempo soportando nuestras permanentes agresiones; y el cambio climático con sus sequías extremas y prolongadas, las inundaciones inesperadas y el fin de algunas estaciones, son advertencias muy severas de las consecuencias de nuestros actos. La naturaleza se revela de manera sutil, y tal vez harán falta sustos mayores para que comencemos a reaccionar. La situación medioambiental es el mayor problema actual, consecuencia de la pobreza en el tercer mundo y de la falta de alimentación y agua potable. Como escritor puedo aportar mi granito de arena con literatura que condene la situación actual, pero creo que debería hacer mucho más. Si queremos legar a las generaciones futuras el hermoso planeta en el que nacimos, todos y cada uno de nosotros deberá hacer algo por el cambio.



P.      Fractura viajará dentro de poco a Lima, ¿cómo te sientes con el público hispanoamericano?

D.      A. ¡Entusiasmado! Ha sido una gran noticia. Este año la Feria del Libro de Lima está dedicada a España y el hecho de que haya, entre tantos títulos españoles, una novela mía me emociona. Y además de ciencia ficción, un género minoritario en nuestro país pero también en toda Iberoamérica, por lo que seguimos siendo unos don Quijotes, luchando contra todo por dignificar nuestra pasión por esta literatura.



P.      ¿Piensas que la “Edad Dorada” del Steampunk está extinguiéndose?

D.      A. No. Más bien creo que se está adaptando y preparando para explorar nuevas vetas de la imaginación. Por ejemplo,  J. Valor en La República Pneumática orienta ese mundo analógico al antiguo imperio romano; una época histórica bastante alejada del mundo victoriano. Y yo, en Cuando se Extinga la Luz (de Huso ediciones), retrato un mundo soviético a mediados del siglo pasado. Creo que hay que buscar nuevos campos para experimentar en nuestra rica Historia para ofrecer temáticas diferentes a los lectores y para no abusar en exceso de lo mismo.



P.      ¿Qué futuros proyectos literarios escondes donde no llega la luz?

D.      A. Bueno, después de mi inminente novela con Huso, estoy trabajando con un ensayo sobre vampirismo desde una visión antropológica: desde la mitología, la Historia en la Antigua Mesopotamia, la medicina con enfermedades como la porfiria, y su influencia en el arte y el pensamiento. El atractivo seductor de la figura del vampiro; que nos ofrece libertad, poder e inmortalidad. Es un tema que siempre me ha apasionado. Es un ensayo que publicaré dentro de uno o dos años, no tengo ninguna prisa, porque me gusta trabajar con calma y hacerlo lo mejor posible.

Para poner punto y final a la entrevista me gustaría que compartieras unas recomendaciones:

a.       Un libro (que nos descubra nuevos universos) La Mano Izquierda en la Oscuridad de Ursula K. le Guin.

b.      Una película (que nos lleve por los caminos más oscuros) La maldición (“ju-on”), del japonés Takashi Shimizu.

c.       Una canción (que nos revele algo de ti) Je veux, de Zaz.

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