lunes, 24 de agosto de 2015

Cinefórum en el Dr. Steam, el 25 de Julio, 2015


Nos juntamos, los de Steampunk Madrid, en el cine-café `Dr. Steam´, en la calle Olivar, 17 el sábado pasado para celebrar la primera edición de Cinefórum organizado por nosotros. Esta iniciativa tiene el propósito de ver películas vinculadas al mundo retrofuturista y luego tertuliar sobre ellos en un ambiente agradable. El Dr. Steam reúne todos los elementos que requerimos. Es céntrico, bien comunicado, tiene una sala con buen sonido y bizcocho de zanahoria. O sea, un marco perfecto para nuestro evento.
Cómo primera entrega tuvimos el anime: “Steamboy”, del 2004, todo un clásico en el mundo retrofuturista. Hecho por Katsuhiro Otomo, famoso por su obra maestra “Akira”, “Steamboy” es una historia que gira alrededor una pregunta aparentemente sencilla, pero cuya respuesta nos obliga a cuestionar las fundaciones de nuestra sociedad, nuestras bases culturales. La pregunta es -`¿Para qué sirve la ciencia?´, la respuesta es obvia, la ciencia no sirve, simplemente existe. Sin embargo, “Steamboy” explora, en el contexto de un Londres victoriano distópiano, un Londres lleno de vapor y engranajes, un mundo que nos depara grandes descubrimientos que nos hace preguntarnos hacia donde evoluciona, porque queremos saber más, pero también, qué precio estamos dispuestos a pagar por ello.
En su introducción a la película, Lord Alberot nos brindó algunos datos interesantes sobre la producción de “Steamboy”, sobre todo en relación con la propia niñez y adolescencia del productor, quien vivió tiempos de grandes tensiones en el Japón. Los años 60 fueron testigos de las tremendas discordias sobre las direcciones a seguir de la nación nipona, bien hacia Occidente o hacia lo tradicional. Dentro de un contexto retrofuturista, la película explora estas tensiones en términos de luchas generacionales.
A las 19:30 tuvimos el aforo de la sala más que completo y vimos “Steamboy” en sillones cómodos y con aire climatizado (¡qué gozada!) Luego, con refrescos y tapitas, llegó la hora de la tertulia. Alberot abre la sesión con una invitación a considerar los arquetipos de steampunk presentes en la película, y entre todos identificamos unas cuantos: el héroe (James Ray Steam, hijo y nieto de renombrados científicos), la damisela en apuros (una lolita cruel y caprichosa), el idealista (bueno, no tan idealista, en realidad), un mercachifle malvado, un patrón cruel, obreros desdichados, científicos enloquecidos, nacionalistas, clérigos alabando la unión pacifica de la tecnología y el camino espiritual, militares, y hasta un ser personaje medio-mecanizado.
Hablamos de un tema importante de “Steamboy”, que aparece en el marco de la Gran Exposición Universal en el Palacio de Cristal londinense. Me refiero a la moralidad del mercado
de armas, un tema que sigue preocupándonos hoy día. Hablamos del trato que da “Steamboy”, a las figuras femeninas en el reparto de “Steamboy”, desde Scarlett (claramente una referencia a otra obra, “Lo Que el Viento se Llevó”, de Margaret Mitchell, que explora el impacto brutal de la Guerra Civil americana y que cuestiona las razones y el terrible precio de aquella contienda), hasta la fugaz visión de su Majestad Imperial. Hablamos de la lucha individual versus la colaboración colectiva cómo mecanismos de la supervivencia. Pasan las horas y las ideas brotan y florecen en un ambiente animado y amable entre nosotros. Nos preguntamos si la película “Steamboy” puede ser considerada una versión japonesa de “La Guerra de las Galaxias”. Hablamos del “Technoshock” y de ciberpunk y la merma de sensibilidad de nuestra cultura. Hablamos del viaje del héroe, tema eterno de los relatos humanos. ¿Quedan tópicos en el tintero? ¡Claro, qué sí! ¿Cómo puede ser de otra forma, una tertulia sobre el Steampunk? A lo mejor los temas qué no tocamos en aquella velada serán tratados en la siguiente edición de Cinefórum.
Fdo:
Prof. Cecily Cogsworth


*Comento yo, la profesora, que es un tema que ha ocupado a los pensadores japoneses desde sus primeros contactos con el Occidente en el siglo XVI y quizás tiene su expresión más interesante en el ensayo “En Elogio a la Sombra” de Junichiro Tanizaki, obra que recomiendo a todo lector."


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