jueves, 17 de marzo de 2016

Día Internacional del Kraken del Aire 2016

Con el motivo del Día internacional del Kraken del Aire, 17 marzo, Steampunk Madrid lanzó una convocatoria libre para todos los steamers del mundo a participar en nuestro primer tributo literario a la criatura más emblemática de nuestro mundo retrofuturista. La respuesta nos ha dejado encantados, ya que han participado incluso compañeros de México, hay textos en inglés, y ha habido un par de colaboraciones conjuntas que reflejan perfectamente la universalidad y la creatividad mutua que supone el Steampunk. A continuación presentamos todas las colaboraciones recibidas:

Eladio Bergondo

Ilustración por Eladio Bergondo


Janacek Jadehierro
Ilustración por Janacek Jadehierro



Miriam Trébol

En la calma, tensión.
Nos rodean sus señales.
Crujidos en el silencio
indican el inminente ataque.
Un destello y...
un tentáculo centelleante!
Con velocidad calculadora
ha quebrado nuestro mástil.
La lluvia disipa la euforia, la confianza
de la mayoría ya desaparecida.
Juguetes de trapo al vacío lanzados,
la Criatura nos ha engañado.

Ilustración por Miriam Trébol


Prof. Cecily Cogsworth

Selección de haikus

Majestic, they sail
on the upper airs, through clouds
and mist, so deadly!


¿Quién dice que sólo
es una broma tonta de
los Steamers? Yo, ¡No!


On a kraken’s maw
Sunset’s gilded reflections-
The last thing they saw

Recorte de periódico proveído por la profesora Cecily Cogsworth


Accelina Jolie
He encontrado una cría de kraken de aire, la fotografía esta tomada a cierta distancia y la criatura parece tener un aspecto inocente e inofensivo. A. Whittle, informando para todos ustedes desde *interrupción del mensaje *
Fotografía por Accelina Jolie


José Antonio Sancho Sánchez
Ilustración por José Antonio Sancho Sánchez


Natalia Marea Irisada

Quedó atrapado en una red de nubes, Sopló y la deshizo. Siguió flotando en un vuelo sin alas.
Quedó atrapado en una red de ondas de platino. Onduló hacia los lados y la deshizo.
Estuvo a punto de ser cazado por una traficante de viento.Le mintió un poco y siguió su camino.
Pensó con silencio de tormenta.
Nadó por el reflejo del sol en la luna.
Gritó confundiendo su grito con la lluvia.
Amenazó al cerezo en flor por ser hermoso,
por ser dolorosamente hermoso,
por haberle atrapado en una red de pétalos que, junto a la primavera,
le deshacían

Ángela Ramos
K’ comer: Entrantes
Hoy, en “K’ comer”, proponemos tres recetas con un producto de excelente calidad que no es fácil de comprar: el Kraken de Aire. Para empezar, vamos a hacer unos aperitivos con la zona superior del Kraken de Aire.

¡NOTA! Tened en cuenta que el Kraken de aire no tiene el mismo sabor que el de mar, y que se recomienda limpiarlo bien y con guantes de goma (¡nunca se sabe cuándo puede dar una descarga, incluso después de muerto!)

ADVERTENCIAS
Comprad el Kraken de aire a alguien de confianza, es mejor incluso que vayáis a las lonjas y os lo den bien cortadito (aunque a mí me gusta limpiarlo a mi manera ^^) e impecable. Para esta primera receta vamos a usar la parte de arriba del animal (la llamada “punta de flecha”).

Ingredientes
Hojas de parra rellenas de Kraken de aire y verduras
Para 10-15 personas
7 kilos de punta de flecha de Kraken de aire
40 patatas pequeñas
33 zanahorias normales (o una docena de paquetes baby)
8 cebollas
Todos los dientes de un ajo
Entre 3-4 kilos de hoja de parra
Queso feta al gusto
Sal, pimienta

Modo de preparación
1) Precalentar el horno a 180ºC

2) Pelamos todas las verduras y las cortamos en juliana. Cocemos unos minutos para que se ablanden. Reservamos

3) Trocear el Kraken (por si acaso con guantes de goma) y salpimentar. Marcar ligeramente en una sartén con muy poco aceite (entre uno o dos litros) y el ajo

4) Ir colocando en cada hoja de parra una base de verduritas (yo usé babys), un poco de kraken (no abuséis, qué tiene que dar para todos ;) ) y queso feta por encima

5) Colocar en una bandeja de horno y hornear por 30 minutos (en cada bandeja os entrarán entre 5 y 6 hojas, así que paciencia)

6) Dejar enfriar un poco y… ¡LISTO!

Salpimentad bien la carne de Kraken, a diferencia del de agua, el de aire es más dulce, aunque con un sabor ligeramente explosivo.

K’ comer: principales
Para continuar, vamos a hacer un delicioso plato de kraken de aire donde el punto estrella reside en que se utiliza parte del cuerpo de este fabuloso ejemplar. Hay que tener en cuenta que está justo aquí el mecanismo semiaerostático mediante el que se impulsa el kraken para moverse. A la hora de tratar este delicado producto, os ruego que lo hagáis con un cuidado extremo, pues puede dar algún calambrazo o espasmo y os creáis qué está vivo (pero no…). Es perfecto para cuando tenéis a toda la familia a comer.
Tenéis que hacer al cuerpo un corte transversal y vaciarlo (como a los chipirones o a la sepia). El relleno lo podéis reservar para hacer un caldito que os quedará riquísimo.

Ingredientes
Kraken de aire en su (falsa) tinta
Para unas 30-40 personas
 19-20 kilos de cuerpo de kraken de aire (yo pedí solo esto, pero vamos, que podéis mandar al cazador de krakens que os traiga el cuerpo completo ^^)
7 litros de salsa de soja
14 cucharadas (soperas) de miel
9 cebollas grandes o 13 cebolletas (si preferís un sabor más oriental utilidad mejor las cebolletas)
Sal, pimienta
Especias al gusto. Como lo quería con un toque oriental le he puesto jengibre –un paquete entero-, comino –una bolsa entera-, pimienta negra y roja, tomillo –un matorral-, romero –un ramo-, laurel –un árbol chiquitín pelado- y perejil –el máximo que os den en la tienda-
Ron/coñac/vino de oporto para darle sabor (no os paséis con el alcohol ;) )
8 kilos de almendras o cualquier otro fruto seco
Un poco de harina
Un chorro de zumo de limón

Modo de preparación:
1) Una vez que tenéis bien limpio el cuerpo del kraken, tras salpimentar, lo metéis en la cazuela (yo cogí la del record guiness de la Paella, pero podéis coger alguna más profunda) y, a fuego muy lento y con un chorretón generoso de aceite, dejáis que se cueza

2) Pelad las cebollas y doradlas en una sartén. Cuando estén un poquitín quemadas, las añadís a la cazuela con el Kraken

3) Rellenad el animal con los frutos secos y devolverlo a la cazuela

4) Mezclar la soja con la miel en un bol a parte y verter sobre el kraken (que empezará a burbujear. Eso es normal)

5) Juntad bien el kraken con las especias y el alcohol. Tapad la cazuela y cocer a fuego medio durante 1hora y media y durante otros 45 minutos a fuego lento. Si veis que sigue quedando algo duro lo dejáis otros diez minutos.

6) Rociad el limón y en 15 minutos… ¡Listo!

K’ comer: postres
¡Y queda mi parte favorita! ¡Los postres! Y, como no podía ser de otra forma, para conmemorar el día del Kraken de aire hay que hacer un rico postre en su honor. ¿Cómo, con el Kraken? Sí. Recordad que nos quedan aún los tentáculos, la parte más blandita a la hora de cocinar.
Podéis comprarlos sueltos, yo decidí coger el pack completo ;)

Ingredientes
Pudding chispeante de chía y Kraken de aire
Para unas 10-20 personas
Todos los tentáculos de kraken que tengan (entre unos 10 los “gruesos” y unos 12 los “finos”)
8 paquetes de chía (es esta semilla redondita parecida a la de amapola, pero más gorda. La podéis comprar en herbolarios)
15 litros de leche (bien vegetal bien animal, la que queráis)
Si os gusta dulce, añadid miel, sirope de ágave, sirope de arce/maple, melaza al gusto
OPCIONAL: especias dulces como canela o algo de cacao o algarroba le da un toque exquisito ;)

Modo de preparación
1) Trocear en cachitos muy pequeños el kraken y reservar

2) En diversos boles (o jarras de cristal) mezclan bien las semillas de chía con la leche. Agitad intensamente. Si tenéis una batidora manual o la thermomix usadla. Lo importante es que las semillas se mezclen de la manera más homogénea posible

3) Agregar el endulzante y las especias dulces. Volver a batir por 25-30 minutos y reposar en la nevera. Repetir el proceso otras dos veces y dejar, al menos, 5 días para que se enfríe todo bien

4) Antes de servir, calentad (a ser posible en el microondas) unos 13 minutos cada tentáculo (no deben superarse los 700 gramos de kraken en el microondas, pues hay riesgo de que explote). Incorporar al pudding de chía frío y servir con un poco de canela o cacao espolvoreado por encima

¡Más fácil imposible!


Nicolas Rodriguez

El armero y el pulpo

Día 32 de navegación.
Hoy encontré un cefalópodo sobre uno de los cañones mientras hacia mis rondas, lo llevé a la armería, se encariñó mucho conmigo, decidí tenerlo de mascota.

Día 33 de navegación.
El pequeño animal es muy listo, decidí llamarlo Drake le gusta subirse a mi brazo y observar todo, suele apretar fuerte cuando hay cambios de vientos.

Día 36 de navegación.
A Drake le gusta jugar con las herramientas del taller y al parecer sabe manejarlas con gran precisión, pensé en enseñarle a usar cuchillos. Podría ser útil cuando vayamos al abordaje.

Día 42 de navegación.
Drake asimiló demasiado bien el manejo de las dagas que hice para él.
Quisiera ver si llega a ser tan listo para poder usar un arma de fuego.

Día 48 de navegación.
Pude hacer una pistola de chispa pequeña para que usara, entendió bien que sólo debe usarla en casos importantes.

Día 50 de navegación.
Hoy Drake me salvó la vida. En medio de un abordaje a un airship mercante, le disparó a un hombre que estaba a punto de apuñalarme por la espalda.

Día 60 de navegación
Estamos a punto de tocar puerto. Drake está algo inquieto, nunca salió de las naves, se calmará cuando le consiga algo para comer.

Fotografía por Nicolas Rodriguez


Carlisle Drabek

Cuaderno de aéreo-bitácora.
 John Howard, Capitán del HMS halcón intrépido.

En noches oscuras de tormenta y fuertes vientos de marea embravecida, mi incansable tesón y desesperada obsesión por cazar a ese monstruo aéreo-marino, mientras escribo estas últimas mis palabras cuento cómo empezó lo que parece media vida y tres años en estos extraños mares del aire detrás de la criatura más extraña que ha podido dar el cielo.

Una brillante mañana según surcábamos sobre nubes del Pacífico sur descubrimos en un pequeño islote flotante, enterrados los restos de un naufragio con violentas marcas de feroz ataque y entre ella un superviviente, marinero que en su aspecto y raídos ropajes mostraba estragos de haber vivido largo viaje hasta, según los restos, ser sorprendidos del ataque.

Le recogimos y alimentamos mientras le pedimos que nos narrara lo ocurrido de los hechos acontecidos, así pude deducir lo que en mis más profundas pesadillas se había hecho realidad, inmediatamente fui a escudriñar mis cartas de navegación y trazar una ruta hasta un profundo páramo donde pude otear que estaría allí; El Gigantesco Kraken Albino; una bestia abismal surgida de no se sabe dónde que de dedica a vengarse de los hombres y que en su duro y cavernoso cuerpo muestra las marcas de más de un millar de arpones y redes que en su empeño han fracasado estrepitosamente en su captura.

Es pues mi deber alcanzar, capturar, asesinar y desollar en justa vendetta y reclamar la pierna y medio torso que perdí en furor batalla con él en muestro ultimo encuentro y del que ahora poseo ambas extremidades cibernéticas, con gran beneplácito en que será el épico combate singular del que espero salir vencedor….
….
….
Cuaderno de aéreo-bitácora.
Marinero de primera Smith, único superviviente del HMS Halcón Intrépido.

Aquí relato lo sucedido la noche del martes 19 de abril del 2655;
Soy uno de los poco supervivientes de la mayor locura cometida por el ser humano, seré muy escueto y resumiré en pocas palabras lo que el miedo y los nervios me dejen redactar.

Surcábamos en las coordenadas_ Longitud 52 Norte, latitud 23 Sur-Suroeste_ tal como había detallado en las cartas el Capitán Howard, persiguiendo a esa “monstruosidad” de calamar gigante que ya había conseguido matar a una veintena de la tripulación en uno de nuestros botes en un intento de agotarla y desangrarla, cuando el teniente de derrota lanzó con todas sus fuerzas un acertadísimo arpón justo en la loma del Animal, el Capitán dio orden de atarla al casco de la nave, pero juro por dios que esa criatura tenia la fuerza y el ánimo de un millar de ballenas voladoras y parecía incansable.

En un momento de locura irracional violenta, Howard agarró como poseído al segundo de abordo y gritando, “que nada ni nadie impediría que lograra acabar con ella y si era necesario iríamos hasta las mismísimas profundidades del Davy Jones si con ello y nuestras almas fuera necesario”, mataría al Kraken diabólico.

En ese justo instante la nave dio una finta repentina junto con un gran tirón y como si del mismísimo dios Thor se tratara con un rotundo trueno se desquebrajó por la mitad de la quilla enganchando en ese instante al Capitán, al segundo y a la parte de la tripulación que quedaba en la nave;

Sólo pude otear antes de estrellarnos en unas marismas cómo el loco Capitán Howard maldecía entre gritos y sollozos con el puño en alto mientras el calamar lo llevaba a las profundidades oscuras entre sus fuertes tentáculos…

Y así es como acabó la terrible historia de esta tragedia marina de la cual solo se puede culpar el egoísmo y la locura de los hombres en logar lo imposible que lo único que se consigue es llevarse con ello las vidas de inocentes y que solo quedará de ellos el recuerdo



Madame Eloise


ALTO SECRETO. FUERZAS AÉREAS.

A la atención del Excelentísimo Señor Presidente 

Don Antonio Remón Zarco del Valle y Huet

Sección de Naturales

Real Academia de Ciencias
Museo Nacional de Pinturas

Madrid a 17 de julio de 1847

Excelentísimo Señor Presidente:

Se presenta el Comandante Julio Torres, de la 4.ª Compañía del Batallón de Telégrafos, Señor. 

Me atrevo a dirigirme a Su Excelencia para relatarle el muy extraño suceso que acaeció, apenas hace un mes, en las cercanías de Aranjuez; tras este tiempo de reflexión, he decidido ponerlo en Su conocimiento, como sensatamente me recomendó Su Ilustrísima Don José Rafael de Silva Fernández de Hijar y Portugal, Conde de Aranda. Siguiendo su sabio consejo, le ruego dedique unos momentos de su valioso tiempo a leer esta misiva, pues creemos que pueda contribuir a la seguridad y fiabilidad del futuro Servicio Militar de Aerostación que está en ciernes, pendiente de creación, como bien sabe, para mayor gloria de nuestra Reina Isabel II y la gloria de España. Sin más preámbulo, paso a relatarle del modo más conciso posible lo acaecido, aunque continúo bastante afectado por la experiencia, pues peligró mi vida, confio en que sepa perdonarme si me excedo en detalles.

El día 22 de junio del corriente año, nos dispusimos a realizar un vuelo de exploración en uno de nuestros globos aerostáticos en la cercanías de Aranjuez, como ya indiqué. Esta nueva tecnología, que tan gratas satisfacciones nos está generando cada día, nos ofrece nuevas experiencias de pilotaje en cada trayecto, y por lo visto aún no comprendemos ni dominamos las leyes que rigen los cielos, sus corrientes y sus secretos.

Nuestro globo constaba de una gran bolsa de seda fusiforme, de color grisáceo y con escudo de armas en un pendón lateral, llena de aire caliente y sujeta por un cordaje entrelazado, al modo marinero, que sostenía el conjunto a la sazón a un armazón metálico, hueco para aligerar el peso, pese a ser más endeble. Del armazón pendía un quemador de queroseno que podíamos accionar a voluntad, para calentar más el aire del interior y así ascender o dejar de hacerlo y mantenernos a la misma altura. En lo alto de la bolsa de seda también habíamos practicado un orificio del tamaño apropiado, sellada con una portezuela de tela en un bastidor que la presión del aire mantenía cerrada, y con un ligero mecanismo por el cual, al tirar de una cuerda desde la cabina, se abría dicha portezuela y nos permitía bajar al ir perdiendo el aire caliente que nos mantiene a flote. Ni que decir tiene que esta maniobra ha de realizarse con gran precisión para evitar pérdidas fatales de nuestro salvavidas aéreo. Para concluir, disponíamos bajo el quemador de la susodicha cabina, que más bien era una cesta de mimbre, ligero también, pero muy resistente, entretejido al efecto para contener a los pilotos y viajeros. De ella pendían pequeños sacos terreros para mantener la estabilidad y un ancla para facilitar las maniobras. Y eso era todo: tan simple y tan liviano como era posible, pero buscando la seguridad personal dentro de lo razonable.

En el interior de la cesta aquel día fuimos cinco personas, cuatro testigos que aseguran que no estoy loco, puesto que una locura me parece aún la terrible pesadilla del vuelo. Omitiré sus nombres en lo posible y mientras no sea obligatorio desvelarlos, pues  quisiera salvaguardar su honor y dejar en sus propias manos la decisión de contar su experiencia o no, como yo he hecho con total libertad. Sólo apuntar que había dos mandos militares a bordo: uno del Colegio Naval Militar de San Fernando de Cádiz y otro de la Academia de Artillería de Segovia; y un meteorólogo experimental de la Real Academia que Su Excelencia preside, de la sección de Físicas; y una pintora paisajista que pidió el favor de acompañarnos y a la que se le acabó encargando que tomara instantáneas de vuelo. Ella portaba una cámara del tamaño más pequeño que pudimos proporcionarle para tal fin, y cada uno un pequeño petate con los instrumentos de medida y visión telescópica que estimó oportuno, limitando el peso, claro está; y yo mismo.

Dispusimos todo lo necesario para nuestra misión, sobrevolar hasta llegar a El Escorial y estudiar y planificar posibles métodos de defensa y ataque aéreos, amén de cartografiar el terreno y fijar las constantes atmosféricas a gran altura, y despegamos despidiéndonos del pequeño equipo en tierra que nos proporcionaba logística. El día se presentaba despejado, con condiciones atmosféricas óptimas, y el ascenso fue suave y sin contratiempos. Cuando llegamos a la altura prevista, apagamos el quemador y nos mantuvimos suspendidos en el aire, comenzando de inmediato con nuestras mediciones y estudios. Todo transcurría con normalidad, incluso excesiva, diría ahora, y una cierta euforia y satisfacción por la aventura henchía nuestros corazones.

Al divisar el monasterio de El Escorial, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Era como un presentimiento de que algo oscuro nos acechaba allí, en ese lugar, pero en realidad todo continuaba como anteriormente, nadie más notó nada ni los instrumentos mostraron nada anormal. Y lentamente, nos acercábamos al monte Abantos... Mis vellos se erizaron.

Un extraño frío nos rodeó, ahora sí que lo mostraban los termómetros, y los compañeros nos miramos unos a otros sorprendidos. Al bajar las temperaturas tan intensa y rápidamente, nuestro globo ascendió del mismo modo, rápida y bruscamente, tanto, que nos caímos dentro de la cabina y no podíamos mantenernos en pie ni hacer más que sujetarnos fuerte al primer asidero que hallábamos. En un arrebato de lucidez, intenté buscar la cuerda que accionaba la abertura superior para vaciar un poco del aire caliente y dejar de ascender, pero todo se movía mucho y no era capaz siquiera de saber dónde se encontraba la dichosa cuerda, tan relajado había estado hasta ese momento que no recordaba ni en qué esquina se hallaba. No soy capaz de saber cuánto tiempo duró la sacudida y el ascenso, puede que segundos, o minutos, no sé, pero entonces un mareo, no sólo causado por la velocidad, sino por la falta de oxígeno, me nubló los sentidos, y me aterró, espoleando mi decisión de encontrar la cuerda salvadora... Y antes de hallarla, nos detuvimos.

Recomponiéndonos, lívidos, empezamos a tomar conciencia de la situación. Miramos por la borda: sólo un manto de nubes grisáceas bajo nosotros, no sabíamos dónde estábamos, aunque creíamos que en el mismo lugar, pero más arriba. Nos costaba respirar, aunque ahora la atmósfera se nos antojaba extrañamente cálida y pegajosa, como cargada de humedad, densa. 

Apenas empezábamos a tomar notas y mediciones, divisamos algo difuso que no supimos describirnos. Estaba lejos, y mucho más arriba de lo que estábamos nosotros. El cielo allí también estaba grisáceo, como si contuviera una capa de niebla sucia y continua, mientras que nosotros permanecíamos en una corriente de aire algo más limpia y clara. Y, entre aquella especie de humareda, algo se movía. Yo sudaba y a la vez tenía la carne de gallina. Estaba acostumbrado a los peligros y aventuras, pero esto era nuevo y aterrador por momentos. 

Volvíamos a ver de tanto en tanto a la sombra desplazarse a lo lejos, como un objeto alargado y mate. Volaba por propia voluntad, sí, y se iba desplazando en zigzag. Se acercaba. Se puso sobre nosotros a hacer amplios círculos a gran velocidad. El meteorólogo no conocía ningún fenómeno comparable. La pintora hizo alarde de valentía y se mantenía expectante. En realidad, ninguno sabíamos qué hacer, puesto que un impulso de terror nos impelía a la huída, pero el ansia de conocimiento y la curiosidad también nos mantenían paralizados e indecisos.

Entonces ocurrió la alucinación: la sombra se acercó volando y, conforme se acercaba a nosotros a gran velocidad, o eso me pareció a mí, íbamos comprobando que se trataba de una gigantesca figura, que ora se hinchaba, ora se expandía como alargándose, y que de su extremo final una suerte de tentáculos flotaban a su alrededor. Según se acercaba, el aire comenzó a electrizarse, especulamos si por la propia velocidad del monstruo o por alguna cualidad inherente que poseyera. Nuestro globo comenzó a generar unas fosforescencias tales como los fuegos de San Telmo, y eso pareció espolear al ser, que acabó suspendido muy muy cerca de nosotros.

Se dispuso verticalmente, con sus tentáculos hacia abajo. Vi un ojo enorme. Su pupila dibujaba una especie de eme invertida, que le dotaba de un aspecto maligno y profundo. El tamaño era descomunal, calculo que unas tres veces nuestro globo aerostático desde la barquilla al copete. La actividad eléctrica continuaba y el malestar que sentíamos se iba agravando, con mareos e incluso vómitos. La situación se prolongaba y la sensación de ansiedad era insostenible, pero allí seguimos, nosotros sin saber qué hacer, la criatura, impávida. Entonces, su piel, que era de aspecto gelatinoso y turbio, comenzó a cambiar de color, como si de un camaleón gigante se tratase, y a mostrar patrones tan llamativos y variados, que a una puesta de Sol tropical se asemejaban. Primero se volvió rojizo, de un color oscuro como la sangre, con lunares negros; ese color nos alarmó en extremo, y hasta alguno de nosotros exhaló un grito ahogado. Luego se fue volviendo verdoso y por olas amarillo. Patrones azulados en espiral y luego anaranjados se sucedían, y casi llegamos a creer que era una especie de código de comunicación, similar al de las banderas de los barcos. ¿Albergaría inteligencia aquella mole?

La artista se atrevió a sacar algunas fotografías mientras tosía y permanecía acurrucada en un rincón. Pero pronto todo cambió de nuevo. Dos tentáculos enormes, con unas ventosas gigantes en su extremo, más ensanchado, casi como dos remos gigantes, y que no habíamos apreciado antes, se abalanzaron en torno de nuestro globo, como un abrazo inmenso, y lo cercaron en todo su contorno. Yo creí que reventaría nuestro ingenio y caeríamos al vacío, pero la criatura fue delicada y no ejerció la suficiente presión. Pareció vacilar un instante, y de pronto otro apéndice más corto fue lanzado como un arpón sobre la seda, esta vez sí dañándola, rasgando brutalmente la tela, y al momento un olor como a amoniaco impregnó el ambiente y una fina lluvia de algo pegajoso y perlado nos cayó encima...

Entonces, el desastre. El monstruo se retiró con urgencia, pero nos observó un instante más... A la vez, nuestra nave, irremediablemente dañada, comenzó a desinflarse y a caer sin freno. El horror, esta vez sí, fue para con todos implacable, y gritábamos de puro terror sabiendo que íbamos a morir y que nada podíamos hacer más que asirnos desesperados para no alejarnos unos de otros, pues la inercia nos mantenía más arriba de nuestra barquilla, en un vuelo irreal. Atravesamos la capa de nubes grises y la tierra se acercaba salvajemente hacia nosotros. Lo veíamos con claridad, puesto que se había inclinado la cesta e íbamos embalados de lado hacia precipitarnos y perecer destrozados... Aún transpiro cuando lo recuerdo, y me despierto con pesadillas en medio de la noche, tardaré un tiempo en integrar esas sensaciones en mi mente, si es que lo consigo algún día, pero nunca, nunca podré olvidar semejante impresión.

A algunos metros del suelo, no sabría decir cuántos, algo nos sujetó de súbito, salvándonos de la muerte, pero propinándonos un fuerte choque al cambiar nuestra trayectoria. Uno de los compañeros se fracturó un brazo y las costillas, pues los demás le caímos encima, y todos sufrimos contusiones y hematomas. Pero no morimos. No morimos. Y fue porque el monstruo había vuelto a apresar a nuestro flácido globlo con su largo par de tentáculos y parecía inspeccionarlo con sorpresa... Una mirada más con ese ojo gigante suyo me transmitió esta vez un cierto pesar o tristeza, y la electrizante sensación de ambiente cargado volvió a nosotros. Nuestra acompañante, sumida en el llanto, gritó: «¡déjanos en paz!» 

Fuera por su grito o por su propia decisión, el ser nos soltó, y continuamos cayendo, pero ya eran escasos los metros hasta el suelo, y la caída fue frenada por algunos árboles y matorrales... Ni que decir tiene que todo nuestro equipo y material quedó destruido o irreparablemente dañado, y nosotros en un estado lamentable, sangrando por numerosas laceraciones y abrasiones, y nos quedamos gimiendo por largo tiempo en el suelo. Mirando hacia arriba, pude ver que la abominación parecía también tener dificultades en su ascenso, como si la densidad del aire no fuese la adecuada para él y su hábitat natural fuesen las alturas. En un momento dado, abrió sus tentáculos y pude ver una especie de pico, y un rugido como un trueno retumbó en el espacio. Escupió una nube gris a su alrededor y desapareció, con un fuerte impulso supongo, hacia lo alto... Y no lo vimos más.

Malheridos, nos arrastramos como pudimos hasta que un pastor nos encontró y nos pudieron socorrer, pasando varios días hospitalizados. Tardamos en poder hablar y contar nuestra historia en voz baja entre nosotros. Llegamos a la conclusión de que el gran animal confundió nuestra aeronave con otro de sus congéneres, tal vez una hembra y, confundido, iniciara el cortejo con tan lamentable resultado.

Pongo en Su conocimiento estos hechos para posibles futuras investigaciones sobre una hipotética fauna de las capas superiores de la atmósfera, algo desconocido hasta la fecha y probable responsable de numerosos avistamientos y anomalías climáticas.

Sin más, se despide atentamente, Su abnegado subalterno:

Comandante Julio Torres, 

para servir a Dios y a la Reina.

Nota de la autora: Diviértanse buscando información sobre los personajes e instituciones de los que hablo, puesto que fueron reales. A continuación les suministro alguna información que me parece relevante y que está al alcance de todos.

Fuente: Wikipedia, así de fácil.

«Primer vuelo con fines militares de la historia

En noviembre de 1792 culminan con éxito una serie de pruebas realizadas previamente en Segovia, con una demostración ante el rey Carlos IV de España del vuelo de un globo aerostático con la finalidad de obtener información relativa a las defensas de una plaza o al dispositivo de ataque a una plaza sitiada. En esta demostración participaron los capitanes D. Pedro Fuertes, D. Manuel Gutiérrez y D. César González, los cadetes D. Gesualdo Sahajosa y D. Pascual Gayangos y un grupo de artilleros, todos ellos dirigidos por Louis Proust; y constituye el antecedente más antiguo de lo que, casi 100 años más tarde, sería el Servicio de Aerostación del Ejército.
De ello da fe la carta del Conde de Aranda, por aquel entonces secretario interino de la guerra, dirigida al comandante del Departamento de Artillería de Segovia, D. José Pedraza, informándole del éxito obtenido en el primer vuelo de prueba realizado en El Escorial, en presencia del rey.
No obstante, los ensayos realizados en el Real Colegio de Artillería de Segovia y después ante el Rey, fueron los primeros realizados en el Mundo en el aspecto militar, y de hecho supusieron el nacimiento de la Aerostación Militar, que no se vio concretado hasta 92 años más tarde con la creación del Servicio Militar de Aerostación, afecto a la IV Compañía del Batallón de Telégrafos de Ingenieros.»

Ilustración proporcionada por Madame Eloise.


Miss Charles Chickens

Aquel día me encontraba en la orilla de la proa relajándome y formando ilusiones sobre mi amado quien con habilidad asombrosa envolvía mis caderas y arrancaba ferozmente mi corsé.

Pronto mi imaginación aterrizó en la materia. Pues cual sería mi sorpresa, que al buscar una mirada conocida, encontré en cambio dos ojos de langosta que brotaban de un enorme encéfalo. 

Había permitido a la criatura estrujarme y acariciarme toda con su voluptuoso misterio.

Resultó ser mi cuerpo deliciosa embarcación. 

Quien supuestamente era cazador, terminó por ser cazado.

Entre mi confusión y vergüenza saqué de mi bota una daga, pero al intentar asestar a la criatura me di cuenta que en verdad estaba agradecida con semejante bestia, que con sus babas y tentáculos me había hecho sentir como sirena en la mar.

Imagen proporcionada por Miss Charles Chickens


Capitán Hluot-wig "The Wolf" Dubhghaill y Cecilia Cuesta

"Querido Hlout-wig:

 ¿Cómo está mi hermano favorito? Espero que le estés dando duro a esos Krakens marítimos, si no quieres que vaya a quitarte el negocio (jajaja).

 Como prometí encontré la tierra de los Kraken de aire, aunque su tiempo me ha llevado. Catorce meses, ni más ni menos. He descubierto cosas maravillosas sobre los Kraken  de aire. ¿Recuerdas cuando de pequeños pensábamos que estos monstruos del cielo volaban gracias al movimiento de sus aletas? ¡Estábamos equivocados! Utilizan su cuerpo a modo de zeppellin. Llenan sus inmensos interiores de aire y se dejan arrastrar por las leves corrientes de aire. Y cuando quieren desplazarse más rápido o hacia una dirección concreta, utilizan sus tentáculos a modo de hélice. Deberías ver alguna vez uno, son tan espectaculares como los que tú  cazas, hermanito. Su forma de atacar es impresionante. Si quiere jugar con su presa se lanza impulsado por esas monstruosas patas como si fuera una flecha una y otra vez. También puede rodear a su presa con los tentáculos y engullirlo. Pero lo más espectacular es cuando usa la electricidad de las tormentas para abrasarlo. ¿Y su boca? ¡Oohhh! Es lo más terrible  que nunca he  visto, más incluso que tus tortillas de algas. Y su piel…. Tiene una piel que pareciera una armadura, dura como el mismísimo acero. No estoy seguro de que tu tridente haría mella en él.

 Hermano, aquí no me aburro, pero sí que me gustaría que estuvieras aquí y volver a ver tus métodos de caza. Quizás algún día puedas acompañarme en alguna aventura con los Kraken de aire.

Espero verte pronto

Un abrazo

Mayor Gunnar Dubhghaill

P.D:  Te adjunto una foto de mi último encuentro con un monstruo de estos.  La foto la hizo el autómata queme regalaste, el M.O.N.O. 10000.

P.D2: Salí con vida por los pelos…… ¡PERO FUE DIVERTIDO!


Texto por el Capitán Hluot-wig "The Wolf" Dubhghaill

Ilustración por Cecilia Cuesta


Mikel Villafranca

Kraken Alpino

A la Atención del redactor en jefe:

Ha mi llagada a Davos a ocurrido el mas extraño acontecimiento que he presenciado jamas y por eso es, muy ilustre señor mio, que le escribo para comunicarselo, Helvetia es un regios pacifica, donde las granjas las montañas y el bosque se extienden por kilometros, desde hace unos meses las cabras de la regios desaparecen y los granjeros organizan partidas de búsqueda casi diarias, sin éxito, hasta ahora, ayer encontraron un collado entre dos peñascos donde los cadaveres de varias decenas de cabras se agolpan, medio comidos por algun depredador.


Gracias a mis habilidades me di cuenta de la incomidad que sufria James Gooner, otro foraneo, como yo, que se habia ofrecido voluntario para la busqueda, tras interrogarle con severidad con ayuda de algunos de los pastores afectados, y al marjen de la ley, el señor Gooner ha confesado la verdad y adquirido sus primeras heredas de guerra, aunque dudo que este orgulloso de narrar como unos pastores en la senectud le apresaron y golpearon hasta hacerle llorar.


Confeso que el causante de todas las perdidas en un animal exotico que trasportaba hasta Reino Unido para un zoo, Un Kraken de Aire.


La caceria subsiguiente sabiendo ahora lo que buscamos ha dado resultados, cubrimos las montañas, sabiendo de sus habitas depredadores y con las escopetas lo abatimos, su cuerpo media unos doce metros de largo, la mayor parte de ellos tentáculos, cargados de potentes ventosas, en estos momentos y debido a la pracmaticidad de los lugareños estamos buscando una marmita de tamaño suficiente para poder cocinar tan extraña criatura.


El Sr. Gooner ha de viajar, escoltado hasta la capital, donde un juez le espera para tomar declaración...


PD. Creemos que lo maceraremos en vino durante dos semanas para reblandecer la carne usando una receta local.

Prometo comunicarle las próximas buenas nuevas.


Att: Maese Iditxa


Eric Rohnen

Espíritus celestiales

Queridísima madre:

Finalmente los esfuerzos de padre por complacer al Khan de Kokand dieron sus frutos, y nos permitió acompañarle en la ceremonia anual de bienvenida a los dioses, una tradición que data de tiempos inmemoriales en la que los pueblos nómadas de la región guían, montados a caballo, el vuelo de los enormes krakens de aire en su tránsito desde las montañas de Asia Central hacia los fríos desiertos polares siguiendo los fuertes vientos del verano que se aproxima. Cada año el soberano permite que un reducido grupo de dignatarios le acompañe en la barquilla de su dirigible personal volando junto a estas criaturas que los pueblos de las estepas veneran como espíritus celestiales ya que jamás tocan la tierra. A diferencia de la cabalgata, esta costumbre es relativamente reciente, ya que fue instituida a finales del reinado de su antecesor en el trono, cuando aparecieron las primeras aeronaves y el entonces Khan encargó el que fue su buque insignia para, en un alarde de valor y vanidad, situarse al mismo nivel que sus deidades.

Nunca había visto un espectáculo tan sobrecogedor. Ojalá pudiera transmitirte la sensación de humildad que se siente al contemplar tan de cerca un kraken del aire, con su enormidad y majestuosidad sin comparación, y más aún cuando se trata de toda una procesión de ellos. Guiándose por las corrientes que se encauzan con fuerza por los anchos valles que se abren hacia tierras kazajas, éstos se deslizan no como veloces pájaros, sino aprovechando su flotabilidad natural y propulsándose con movimientos coordinados de todos su tentáculos. Su tenue y liviano cuerpo cuenta con varios órganos llenos de gas que actúan como tanques de flotación que estos seres dilatan o contraen a voluntad para cambiar su densidad en comparación con la del aire. Las personas no hemos inventado nada en realidad, todo ha sido antes creado por la Naturaleza.

Los especímenes más habituales superan los ochenta metros, con los más ancianos y por tanto mayores, ya que nunca dejan de crecer en su vida, rozando el medio millar de metros, unas dimensiones que se me antojan irreales por completo en cualquier caso. Muestran una coloración verde y una superficie rugosa que recuerda a rocas cubiertas de musgo, en lo que muy probablemente sean colonias de algas simbióticas que nutren al cefalópodo a cambio de la humedad de las nubes que puede atravesar sin acusar los impactos de los rayos, y de la luz del sol que recibe a las fantásticas alturas que es capaz de alcanzar, por encima de cualquier globo o artefacto ideado hasta la fecha. Esto daría una explicación a la ausencia de boca en la base de sus extremidades de que se tiene constancia por los únicos dos cuerpos que han podido estudiarse, aunque no de manera rigurosa, en lo que va de siglo. Lo que por desgracia nunca ha podido ser descubierto es su método de reproducción.

Pero lo más sorprendente, y eso es algo que no podía entender hasta haberlo presenciado, es que no son meras bestias salvajes, como se afirma por analogía con sus parientes marinos. No, hay un brillo en sus ojos que denota una inteligencia profunda y antiquísima, y miran con una extraña mezcla de curiosidad e indolencia. En el momento álgido de la ceremonia, en la que padre, mis hermanos mayores y yo misma tuvimos el honor de participar, la nave del Khan se eleva rápidamente hasta alcanzar la altura excepcionalmente baja a la que vuelan las criaturas al pasar sobre las praderas, y entonces, como si éstas la reconocieran como una de ellas, cesan su movimiento y únicamente flotan a su lado, dejándose acompañar por el dirigible, que no es mucho mayor que la más pequeña de ellas. Quizá por estar pintado en colores similares a los suyos, dorado y verde, lo identifican como una cría y pasan a moverse con suavidad a su lado, para evitar hacerle daño. O quizá realmente reconocen que esa nueva figura en el cielo es algo ajeno a ellas pero que igualmente tiene derecho a compartir sus dominios. Puede que únicamente nos toleren como una persona puede no molestarse por una hormiga que sube por su mano, lo cual es inquietante, pero lo cierto es que ninguno de los krakens hizo ademán de atacar o acercarse demasiado a nosotros. Luego simplemente, después de ese momento de armonía, la nave desciende de nuevo y los dioses, como dijo el Khan siguiendo la plegaria ritual de agradecimiento, continúan su camino después de bendecir una vez más a su pueblo.

Te escribo estas líneas desde Taskent con la esperanza de que te lleguen a través del correo imperial del Zar, ya que nosotros debemos continuar camino hacia Isfahán, desde donde espero volver a enviarte noticias de nuestro viaje, y donde muy probablemente me encontraré para mi decimoquinto cumpleaños. Yo mientras tanto soñaré cada noche con estos reyes celestes, las más magníficas criaturas que jamás vi.

Tu hija que te echa de menos,
Helga.

Crelonte Crelon

El encuentro marino

Aquellos enormes tentáculos me oprimían, cortándome la respiración, sus ojos no dejaban de mirarme, como su presa preferida, de improviso aquellos lazos poderosos dejaron de sujetarme, y pude respirar a pleno pulmón, recuperándome del abrazo mortal, que momentos antes me envolvía. 
A través de mis gafas de buceo, pude ver cómo la enorme bestia se alejaba de mí, pues había descubierto una presa más apetecible para él, aunque la lucha seria épica, entre el calamar que me había sujetado, y el enorme pulpo que se acercaba con intención de conseguir su alimento del día. 
La envergadura de los dos animales era similar, y su fuerza y pericia haría que uno de ellos fuera el vencedor, yo por mi parte me oculté en una oquedad, entre dos rocas, pues el vencedor quizás no se sintiera del todo satisfecho, y decidiera acabar con migo, como premio final.

El principio de la lucha fue bastante equilibrado, pero en un momento dado el calamar empezó a desprender una gran cantidad de tinta, que obscureció el agua, el pulpo se sintió desorientado, desplazando sus tentáculos en todas direcciones, buscando a su enemigo, pero el calamar se había desplazado inteligentemente, fuera de su radio de acción, donde él no podía llegar.

Desde mi sitio protegido veía todas aquellas maniobras, y las estrategias de lucha de ambos, con todo lujo de detalles, pero paralizado por el miedo a ser descubierto.

Nuevamente sus tentáculos se encontraron enzarzándose en una terrible y violenta lucha, así que aproveche el momento para nadar rápidamente, alejándome del peligro mortal que me acechaba.
Salí hacia la superficie del agua, tan deprisa o como me fue posible, nadé hacia la nave que me trajo hasta allí, subiendo a ella, después me sentí liberado del peligro, y puse los motores en marcha, saliendo a toda velocidad de aquel horrible lugar, poniendo rumbo a tierra firme, y dando gracias a Dios por la suerte que había tenido.

El monstruo

Me desplazaba por aquel estrecho pasillo mal iluminado, por culpa de aquellos fluorescentes que se encendían y apagaban, intermitentemente, a causa de las caídas de tensión, mientras el suelo se movía por los temblores de tierra que producía el terremoto.

Lo peor era aquella sensación de pánico que se había apoderado de mi alma, llegaba ya al final del pasillo donde se bifurcaba en dos direcciones, cuando un fuerte crujido hizo que mirara tras de mí, viendo un horrible cangrejo gigante al fondo del pasillo, grité aterrado, y ello hizo que se fijara en mi, viniendo rápidamente a mi encuentro, corrí todo lo rápido que me fue posible, hasta que aquel deforme ser me alcanzó, justo cuando intentaba abrir una puerta del pasillo, una de sus pinzas agarró mi chaqueta por el borde, por suerte no me alcanzó solo cogió mi ropa, por suerte para mí la manga se rasgó y me liberé, pude abrir la puerta y cerrarla rápidamente.

Sus pinzas reventaron parte de la puerta, clavándose en ella haciéndola vibrar, por suerte la puerta resistió por el momento, a mi espalda escuché un grito femenino desgarrador, que me heló la sangre, y me dejó paralizado.

Mi cabeza se giró en busca de la persona de la cual provenía el grito, viendo una mujer con sus ropas desgarradas, pánico en el rostro y encogida y temblorosa en un rincón de la sala, escondida bajo una mesa.

Los golpes en la puerta se hicieron más intensos, parte de la puerta estaba ya destruida, y aquel deforme y monstruoso ser estaba penetrando en el interior, mis ojos buscaron una salida, pero la habitación no tenía ninguna salida, quedé paralizado por el miedo, y una de las pinzas se agarró a mi cuello, después perdí el conocimiento.

Unas voces humanas me despertaron, estaba encima de una cama de lo que parecía un hospital, rodeado de personas que por su atuendo parecían médicos y enfermeras, toqué mi cuello y no pude apreciar señal alguna de daño.

Uno de ellos dijo con voz pausada y tranquila:

--Creo que lo peor ha pasado, una intoxicación de cangrejos en mal estado, puede ser fatal para según qué personas, por suerte la fiebre ha remitido, aunque hubo momentos que nos hizo temer que era el final, fiebres tan altas acostumbran a producir alucinaciones de pánico, tan profundas como si fueran reales.

Viktor von Krupp

Ilustración por Viktor von Krupp

8 comentarios:

  1. Hola a todos.

    Me alegra ver a tantas de ustedes, o mas bien leerles, y con que enorme variedad de historias relatos e incluso Haikus y recetas de cocina, desde SPM quiero agradecer a todos su participación, e invitarles a seguir participando con nosotros.

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  2. Carlisle Drabek, tan solo decirle que me ha gustado mucho su relato, sobre todo al contarlo a través del formato diario. Además de ese toque de cuento de terror que es magnífico. Un saludo

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  3. Madame Eloise, he disfrutado enormemente con su historia. Amo ese toque gótico, aunque con final feliz. El kraken que pinta con maestría no deja de recordarme vagamente a la bondad de la criatura de Frankenstein. Me quito el sombrero. Un saludo

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    1. Agradezco mucho su comentario, pues un escritor no es nada sin sus lectores. Me he divertido mucho componiendo este relato epistolar y espero seguir proporcionando mis letras para su disfrute. Hasta la próxima publicación.

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  4. A Eric Rohnen le diré que ha sido uno de los más dulces y livianos, mostrando la cara más amable de estos increíbles seres. Muy linda su visión sobre cómo humanos y krakens de aire pueden convivir con cierta paz.

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  5. Me siento muy contenta con esta entrada. Adoro la diversidad de ideas que hemos reunido entre todos, he disfrutado leyendo los diferentes escritos y observando los detalles de las ilustraciones. Estoy deseando que llegue el siguiente día del Kraken del Aire, tengo la esperanza de que, si este año hemos sido 16, el que viene seamos 32, y que año tras año se afiance este evento como costumbre. Reverencia!

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  6. Me siento muy contenta con esta entrada. Adoro la diversidad de ideas que hemos reunido entre todos, he disfrutado leyendo los diferentes escritos y observando los detalles de las ilustraciones. Estoy deseando que llegue el siguiente día del Kraken del Aire, tengo la esperanza de que, si este año hemos sido 16, el que viene seamos 32, y que año tras año se afiance este evento como costumbre. Reverencia!

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  7. ¡Que divertida ha sido esta experiencia!

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