jueves, 9 de marzo de 2017

La familia Bauer. Tercera parte Hans Hendrich Bauer

Tuve el honor de conocer a Hans en su primer viaje a La pérfida Albion, no era un viaje de placer, se le había exigido, durante su estancia en el Carió, a la vuelta de una larga expedición que viajara a Londres para entrevistarse con su el Dr. Livinston y su majestad, los soldados que habían tenido a bien llevar el mensaje no lo expresaron de manera tan educada como lo hago yo, de hecho profirieron numerosas amenazas y le apuntaron con sus sables algo que para dos de los seis soldados fue un error fatal.

Herr Bauer es un Naturalista, pero es un Naturalista de acción, le gusta explorar hasta la mas mina abertura en las colinas tomas muestras de tierra, flora y fauna para su registro, y son celebres sus peleas a brazo partido contra leonas y osos, algo que los soldados debían desconocer.

Es fácil menospreciar a Hans, al fin y al cabo es un hombre bajo y nervudo, velludo y vestido siempre con su sempiterna ropa tradicional del Tirol, sus pantalones de cuero hasta la pantorrilla y sus tirantes de cuero, en la región de la que procede, casi todos los hombres visten así, pero no por eso hay que burlarse de ellos, es mas en mi humilde opinión ese fue el gran error de esos jóvenes soldados.

herr Bauer, les lanzo una mirada, esta era una advertencia silenciosa, el insulto a sus ropas le había ofendido notablemente, entonces uno de los soldados zarandeo el sable delante del rostro del naturalista, el efecto fue muy distinto del que esperaban los soldados pues aquel soldado se vio enseguida doblado por la fuerza explosiva del naturalista que como dijo uno de los compañeros del difunto soldado, vio como una nervuda rodilla golpeaba con fuerza inusitada en sus pendientes reales, la mano aferraba la del soldado y la conducia, guiando la espada hacia sus propias tripas.

la imagen es hoy tan vivida como el dia que se produjo, el segundo soldado en reaccionar fue tan rápido como el primero, mucho entusiasmo pero poca practica, el Naturalista se zafo de el, le rodeo y le aprisiono con sus fuertes manos usándole de escudo contro el resto de los soldados que ahora disparaban contra su cautivo camarada, una, dos tres y cuatro balas ingles mancharon de escarlata la polvorienta casaca del soldado.

Lo ocurrido a continuación fue muy extraño, pues Herr Bauer se rindió y accedió a acompañar a los soldados a Londres, pero no en condición de cautivo sino de Invitado, Yo fui testigo de ello, la charla con los dignatarios ingleses y franceses afincados en el Cairo, los medios de prensa europeos, y claro esta el documento firmado.

Aun a dia de hoy pienso que el Naturalista dispone a su servicio de un angel guardian o talvez de un secreto tremendo sobre alguien importante, o simple y llana hechicería africana, aunque se que en realidad es el Aura de confianza emana, tan densa que se podría cortar con un cuchillo.

Consegui embarcarme en el Zepellin militar, y orgullo de la reina llamado el conquistador real, el mismo dirigible en el que transportaban al Naturalista hasta Londres, el viaje fue casi tranquilo, el capitán un hombre de mundo se hacia rodear de buenos tripulantes, y usaba sus ratos libres para jugar a croquet en el almacen, este juego fue el único motivo de diversión en el que coincidi con el Naturalista.

El capitán gustaba de tener nuevos rivales. y es por ese motivo por el que yo y el cautivo fuimos invitados para jugar en tres ocasiones, En las dos primeras el capitán gano con solvencia, la tercera jamas llego a concluir.

El Cinquestador real, fue atacado durante nuestro juego, el capitán abando el juego a la mitad para ir al puente, un navío pirita se había aproximado y había empezado el asedio, el zepellin pirata era una nave pequeña y manejable que había descendido de entre las nubes y se había colocado en nuestro punto ciego, el abordaje fue rápido y la lucha en el interior del aéreo navío fue cruenta, yo me quede rezagado, mientras Herr Bauer avanzaba por el navío con la maza de croquet en la mano, no volví a verle a el y a el Capitán hasta que el asalto fue repelido, la escena era dantesca, el pasillo de metal estaba plagado de sangre, el cuerpo de un tripulante yacía en el suelo, sentado contra la pared, con su cabeza rota de parte a parte, al doblar la esquina vi a Hans, fumaba en pipa, a su alrededor había un sin fin de cuerpos, y todo estaba plagado de salpicadoras de sangre, pude ver que la mayor parte de los cuerpos eran de piratas, pero no aprecie ni cortes ni balazos en sus muertos cuerpos, entonces recaí en el mazo de croquet, roto y descartado a un lado, ensangrentado. Herr Bauer me miro, dio una calada lenta y profunda a su pipa, y dijo con voz cavernosa, -Mi hermana me va a matar, ella me regalo estos Lederhosen.

No volvimos a mencionar lo ocurrido durante todo el viaje, aunque el capitán, como supe después regalo a Herr Bauer el roto mazo de croquet, enmarcado, con una placa de latón, que rezaba así - "Por su gran aportación al juego del Croquet Defensivo"- y como he sabido de manera mas reciente ese presente se encuentra colgado en las paredes de Rote Rose, para recordar algo a quien se enfrente a los Bauer. y ese algo para mi esta muy claro, -"Mas vale que nos mates o lo lamentaras".

Su llegada a Londres no paso desapercibida, tan pronto como aterrizo un destacamento de casacas rojas estaba esperando para escoltarle, pero también una muchedumbre, al fin y al cabo ese hombre era el descubridor de tierra hueca, un mundo entero talvez mas grande que las islas británicas aun por explorara y colonizar.

Los periódicos, incluyendo el mio dieron parte de la noticia, y eso dejo a la corona con las manos un poco atadas, No era un secreto que Hans Hendrich Bauer odiaba a la corona británica y que la corona lo odiaba a el, en muchas ocasiones se le había exguido que guiara a los exploradores Britanos a tierra hueca, o que revelara la entrada a este lugar, y se había negado.

La entrevista con su majestad no se hizo esperar, el insistió en verla de inmediato, para poder marcharse de la Perfida Albión antes del próximo amanecer.

Los ministros de protocolo insistieron en que descansara y se aseara y le llevaron a un alojamiento custodiado por soldados, cuando a la mañana siguiente fueron a buscarle le encontraron asomado en el balcón de la residencia sentado en el poyete fumando su pipa de hueso y con las mismas ensagretadas ropas que había traído, ola a sudor, a sangre y a suciedad.

- Señor Bauer, cámbiese de ropas para la audiencia con su majestad- dijo uno de los encargados de protocolo- esas ropas que viste no son aptas- El tono del funcionario fue correcto aunque temeroso, el Aspecto del sonriente Hans debía ser terrible con su pelo leonino cubierto de salpicaduras de sangre seca.

- Estoy listo para ver a esa tal Victoria, pero no vere al Herr Livinston amenos que este este empalado en una pica- dijo con una sonrisa de oreja a oreja, mientras limpiaba la pipa con su meñique, dejando caer la ceniza contra el blasón de la corona, en lo que el funcionario denomino, según mis notas de la entrevista, como un muy sacrielego acto de desidia.

La reunión se realizo a medio día en un salón de piedra, con enormes ventanales, una miríada de lacayos había preparado el lugar para la entrevista, por orden de Sir livinston se había adornado con flores y pieles de animales por el suelo, mapas y otros muchos objetos que el consideraba apropiados.

Hans Hendrich Bauer arrugo la nariz tan pronto como llego a la sala, los dignatarios Britanos se agolpaban allí, y Livinston vestia como un caballero, un acto que no paso desapercibido para en Naturalista Tiroles.

Los cuchicheos sobre el espacto de Herr Bauer fueron creciendo hasta volverse una cacofonía, y no se acallaron Hasta que la reina hizo acto de presencia. esta llego vestida con numerosas capas de ropa y como posteriormente afirmo Herr Bauer parecía una cabaretera emperifollada hasta las cejas, en lo que los medios británicos recojieron como el mas sublime vestuario jamas usado.

La entrevista fue lenta, pues Herr Bauer se negó a responder a las numerosas preguntas que le formularon y las respuesta que dio fueron todas en la lengua que usan los germanos del Tirol, aunque yo soy consciente que habla ingles y francés con fluidez, pues yo mismo había conversado en ambos idiomas con el.

La muchedumbe se redujo, hasta que solo quedaron una decena de personas, el propio Livinston se marcho aludiendo que nunca se había sentido tan ultrajado, y muchos le acompañaron, Habían pasado tres cuartos de hora y la comida se serviría pronto...

Entonces Hans hablo, lo hizo con un ingles académico, saludando en voz baja al catedrático de geografía de Oxford quien ya hacia rato había tomado asiento, hablaron despacio, intercambiando frases de cortesía. Fue entonces cuando la Reina ofendida por el comportamiento del naturalista exploto y a gritos le exigió- Bauer, por que se ha negado a hablar hasta ahora- La furia era patente en su voz- es que acaso no sabéis quien soy?

Hans se giro lentamente, saco la pipa de su bolsillo y la tabaquera y empezó a rellenar la pipa, con extrema lentitud, encendió un fósforo contra la suela de su zapato, dio una calda y expulso el humo haciendo una serie de anillos.

-Se quien sois, pero no sois mi reina- dijo con la educación de la que era capaz cuando lo proponía- Deje claro a vuestros lacayos que hablaría con vos cuando la cabeza de Herr Livinston estuviera en un pica y no antes. ¿acaso no os trasmitieron mis demandas?- La voz de Hans Hendrich Bauer sonaba pausada y tranquila, como si el acto de poner cabezas en picas fuera natural para el.

-¿que es esa insolencia? - espeto la monarca- El Sr. Livinston es un fiel súbdito y gran servidor de la corona, ¿Qué afrentas os a causado?

-Herr Livinston fue invitado a mi casa para trasmitir vuestra primera propuesta, y yo le recibí, y rechace su propuesta- el tono de voz bajo- siendo mi huésped habiendo comido mi comida y bebido mi vino, intento forzar a mi hermana quien le rechazo, no contento con esta afrenta el y sus acompañantes ofendieron y se burlaron de mis sirvientes, y cuando les solicite que se marcharan de mis tierras me amenazaron,- una pausa se hizo casi interminable- Solo cuando solté a los Velocirraptores huyo de mi hogar para no volver.

La reina quedo en silencio, mascullando una respuesta, entonces por fin la intrusión de los criados portando sanwiches, relajo el ambiente.

-Si todo cuanto dices es cierto, y no digo que lo sea, tenéis razones para odiarle, y podéis pedir a la justicia que responda, lo dispondré todo.- Anuncio.

-No- Bramo Bauer- No existe justicia en este país que acepte. Su cabeza en una pica ese es el castigo que merece.

La reina que ya había teneido tiempo de valorar a su interlocutor y decidió desviar el tema, pues parecía que no podría razonar sobre aquel punto.- entonces guiad a otros de mis hombres a tierra hueca, os daré todo cuanto deseéis.

El catedrático de Oxford, viejo conocido de la familia Bauer, exclamo a voz en grito- Deliciosos entrepanes- mientras miraba con rotundidad a la reina y Hans de manera alternativa.

Hans que se había tensado tremendamente, soltó una carcajada ante la intervención del catedrático, este acababa de salvar a su reina de meter de nuevo el pie en un hoyo del que no podría sacarlo, por que solo había una cosa que Hans quería y la reina, ni nadie podía dárselo, Mas tarde el catedrático le diría a la reina que Hans tuvo un hermano mayor que callo defendiendo el Tirol de las tropas que su predecesora había enviado a conquistar el Tirol.

Hans se dio la vuelto, y empezó a caminar lentamente, hacia la puesta,- Lo único que quiero que puedas darme es volver a mi hogar....- cuando ya casi había llegado a la puerta se paro, giro la cabeza y grito- Y la cabeza de Herr Linvinston sobre mi chimenea- la carcajada que soltó a continuación fue tremenda, profunda y cavernosa, revoto en las paredes y lleno la estancia.

Las zancadas de Bauer crecieron por los pasillos, hasta encontrar la salida del fastuoso palacio, y no paro de caminar pese a la lluvia del exterior, sus zancadas eran tan rápidas que los soldados no fueron capaces de impedirle su marcha.

desde la ventana del salón observe como marchaba bajo la lluvia, un coche de punto le transporto hasta la casa del embajador de Austria, y al día siguiente voló de vuelta a Cario.


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