jueves, 20 de abril de 2017

La familia Bauer. Quinta parte. Frau Muller.

Como ya hemos dicho muchas veces Hans era el cabeza de familia, pero rara vez se encontraba en casa para ejercer dicho papel, es por ello, que Frau Muller vivía en la pequeña casita de invitados, se había translado desde Viena, y era viuda, una señora de edad avanzada de rostro severo y plagado de arrugas, el como Hans conocio a Frau Muller, de nombre Karin Muller, es aun un misterio, solo puedo decir lo que se, y lo que se es que la señora se mudo a las dependencias que ahora ocupa después de la llegada de Obaba Bauer a la casa.

Karin Muller era una mujer vivaz, le gustaba dar paseos por el campo y tejer bufandas o esa es la impresión que me causo cuando la vi por primera vez, su función en la casa era muy sencilla, hacia todo aquello que Henrrieta no deseaba hacer, lo que incluia cocinar y limpiar la casa, y como muy pronto descubrió Frau Muller también la educación esencial de Obaba, en cosas de lo mas variado, no solo el idioma, si no también las Buenas costumbres, a las que Hans no parecía hecer caso alguno.

-Obaba. Ven aquí- Gritaba la Frau Muller sujetando la camisa de la Joven Obaba que aun no encontraba la necesidad de cubrir la mitad superior de su cuerpo de ébano- Hace frio y te resfiaras- la voz de Frau Muller sonaba cansada, llevaba varias semanas repitiendo lo mismo, encamino sus pasos por el soleado porche, hasta donde Hans estaba sentado, mirando hacia las montañas, y fumando en su sempiterna pipa de hueso.- Digale usted algo- le increpo- no se comporta como una señorita- Hans miro a Obaba que estaba descalza vestida con unos lederhosen saltando de roca en roca.

-Es cierto,-dijo Hans mientras se levantaba lentamente y limpiaba y vaciaba su pipa dando unos suaves golpecitos a la balaustrada del porche.- Ahora me encargo.

Y sin decir nada mas Hans entro en la casa, Frau Muller saco su labor de punto, y retomo el Jarsey por donde lo había tomado.

Hans salió de la casa cargando un bulto envuelto en una lona blanca, el bulto informe, fue deposiyado en el Paradisli (Paraiso, diminutivo), un terreno que estaba enmarcado entre el granero principal y el cercado de los Velocirraptores.

Obaba salio del granero principal, cargaba un cubo con carne recién despiezada, y se dirigía hacia el cercado de los Velocirraptores para darles de comer, cuando se paro para mirar por encima del hombre de Hans, este se encontraba montando alguna clase de estructura, una tabla de madera muy gruesa de a que brotaban dos apoyos adicionales, que la permitían mantenerse en pie apoyada sobre el canto.

Hans vio que Obaba se había parado, con suave toque en el hombro la llamo la atención, y con una severa mirada la regaño, sin usar palabra, Obaba que conocía esas miradas desde el dia que conocio a Hans en Africa, recogio el cubo que había dejado apoyado en el suelo y con largos pasos fue hasta el cercado de los velocirraptores, dio un potente silbido y las bestias salieron de sus cubículos.

Frau Muller se acerco a donde estaban Hans y Obaba, la acompañaba Henrrieta, la una llevaba sus agujas de hacer punto bajo el brazo, la otra su fusta de cuero, la primera vestia un sencillo vestido negro con capelina (Al estilo de ciudad de hace una década), la otra llevaba su ropa de amazona, Ambas miraron la diana recién puesta en la que Hans con una brocha repintaba los círculos rojos en en la palida madera de alamo.

-Vamos a tener una competición de tiro- Dijo Herrieta entre risasas- Hace mucho que no disparo.
-Vaya una diana, no veo como eso va a solucionar que Obaba vista como una Impudica- Dijo Frau Muller.

Obaba, ajena de a la conversación gritaba- Vamos Pilatus, ese trozo es para ti- mientras lanzaba un trozo generoso de carne de Diplodocus, el aludido daba un salto para morder la carne aun sangrienta del animal.

-Henrrieta, sabes donde guardamos las Armas de tiro- Pregunto Hans, sin siquiera levantar la vista de la diana que estaba repintando.
-Supongo que están en la armería,-contesto Henrrieta- Aunque eso ya lo sabes.
Hans termino de pintar la diana, le dio un ultimo toque de pincel, y se giro hacia las damas, miro a Frau Muller y después clavo la vista en su hermana.

-Ya voy a buscarlas, total tenia que cambiarme de ropa.-Dijo Henrrieta, que como de costumbre interpretaba mejor los silencios de su hermano que sus palabras.

-Trae también las jabalinas que hay tras la puerta de mi estudio- Añadió Hans, mientras recogía la lona que había dejado en el suelo y empezaba a doblarla, sin mirara a nadie.- Obaba se convertirá en una Dama instruida.

Frau Muller miro en rededor, Henrrieta ya marchaba hacia la casa, así que esa ultima frase solo podía dirigirse a ella. Miro a Hans, recorrió con la mirada a su benefactor, y empezó a pensar una respuesta que expresara lo exasperante que era que Obaba no se vistiera correctamente y que no conociera los principios de las buenas maneras.

Levanto la mano, se quito las gafas y las limpio con su pañuelo, volvió a ponérselas, aclaro la voz- Cof, cof- para llamar la atención de Hans que se alejaba de ella contando los pasos, poniendo la primera marca de distancia.- Este se levanto del sitio donde había clavado el primer banderín.- Vera, estoy muy agradecido por que me haya dado un hogar y un trabajo cuando nadie mas lo hizo- pauso para respirar con fuerza- Pero, como usted sabe fuera de estas puertas Obaba es vista...- Dejo la frase en el aire, la mirada de Hans Hendrich Bauer la perforaba fría como el hielo y dura como el acero.

-Fuera de estos muros, Hay un mundo muy basto-Dijo Hans- en buena parte de el Obaba va mas vestida de lo que las buenas costumbres marcan.

-Ya pero eso esos collares de cuentas evitan que los extraños puedan ver sus Senos- Dijo Frau Muller- y los chicos del pueblo...

Obaba canturreaba una canción mientras regresaba con el cubo vacío, paro antes de cruzar entre la línea de Visión entre Frau Muller y Hans. Era consciente de que interrumpía algo importante, pero aun así se acerco a Hans.

-Ya he dado de comer a los Velociraptores,-Dijo con una radiante sonrisa en la cara que marcaba sus ojuelos- Káiser casi le queita la comida a Pilatus, pero Maria Teresa se ha puesto entre ellos...

Hans levanto la mano, y Obaba cayo, conocía cada gesto de su padre adoptivo incluso mejor de lo que había conocido los de sus padres biológicos, y era consciente de que ocurría algo.

Hans la dijo con la mirada fija en su cara, que tal las lecciones de Alemán.

Obaba se relajo, -He practicado mucho y ya se escribir la Ipsilon,- dijo con una pizca de orgullo en su voz. y Miro Frau Muller para que ratificara lo dicho, esta asintió, parecía mas relajada.

-Bien, Mañana empezaras a leer- sentencio Hans, sin esperar respuesta se giro para seguir con la labor de clavar los dos banderines restantes.

Obaba ponte algo de ropa, que te vas a resfriar- Dijo Frau Muller, pero Obaba no la escuchaba estaba observando la diana, y tocando la pintura aun fresca.

Hans se aclaro la voz, lo hizo que tanto Obaba como Frau Muller se giraran hacia el,-Obaba, cuando salgas de la casa siempre has de llevar puesto una blusa, entendido.

Obaba miro a Hans y a Frau Muller y asintió.

Henrrieta venia acompañada del mozo de cuadra cargando las jabalinas, arcos, flachas, ballestas y los virotes...

Vamos, no te quedes parada, ayúdame- Dijo Henrrieta a Obaba que ya corría hacia ella.

4 comentarios:

  1. Por curiosidad,¿como puedo empezar a subir historias al blog?

    gracias.

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    Respuestas
    1. Escríbemos a steampunkmadridblog@gmail.com y vamos hablando :^)

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    2. Ok, gracias
      no sabia si hay que ser miembro de la asociación para subir historias......

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