En estas series de entradas voy a intentar contaros como podría ser el Westerpunk desde mi punto de vista, y lo ilustrare con algunos relatos, lo expuesto en esta guía son solo algunas de mis ideas, y su desarrollo.
Dentro de los topicos del salvaje oeste, uno de mis favoritos son las diligencias y los asaltos a las diligencias de los forajidos.
Las nuevas diligencias desarrolladas por la compañía Zeppeling, han revolucionado el mundo del transporte, son tan grandes como sus predecesoras, incluyendo un tiro de seis caballos, pero la distancia que antiguamente era ocupada por los caballos, ahora es tal vez la más importante dado que esta parte esta ocupada por el "tender" donde se encontraba el carbón, es aquí donde un autómata situado en cubículo del pescante, da paladas al carbón para meterlo en el horno de la caldera, que dota al sistema de helices y alerones de potencia. La diligencia esta dotada de un globo rígido que se llena de gas mas ligero que el aire, que les permite volar. la diligencia esta paneleada con madera ligera forrada de placas de metal, que da ligereza y resistencia.
"La diligencia de la compañía "Zeppelin transports" recorría el cielo con apacible celeridad, en el carromato dividido en dos secciones el carro de diligencia al uso, y la zona que a falta de palabras mas acordes llamaremos sala de maquinas. en esta segunda se encontraba el autómata, vestía unos pantalones ajados, polvorientos y llenos de tiznones negros del carbón, con el torso de Latón desnudo y la cabeza recubierta con un pañuelo anudado para cubrir las juntas de su cráneo y evitar que el hollín se colara en sus cavidad craneal, rellenaba la caldera con agua de la cisterna, tirando de una palanca, cuando el indicador avisaba de poca agua, labor que con la pequeña fuga era más frecuente de lo habitual, por eso el trayecto se hacia por secciones con abundantes paradas para recargar agua, también era labor del autómata libre, como fogonero llenar con paletadas de carbón el horno de manera constante, Sobre su cabeza estaba el pescante, en el se encontraba el piloto de la nave, que con el anemómetro, la veleta y la brújula controlaba la dirección de la nave, gestionando un sin fin de palancas controlaba la altitud, la velocidad y los giros, dando ordenes al sistema de las tres hélices, el mecanismo de liberación de gases del globo, y los alerones de la cola, todo ello en conjunto permitía una maniobrabilidad compleja pero amplia.
en el extremo contrario, se encontraba el portaequipajes que se extendía por la parte superior, entre la diligencia y el globo en un espacio sujeto con una red, tejida en maroma de baja calidad, muchos de los bultos estaban encajados en este espacio. Dentro de la diligencia dos filas de asientos enfrentados con mullidos cojines para la larga travesia, daban cabida y asienta a los traseros de seis ocupantes, que viajaban holgados pues podían caber dos más para un total de ocho viajeros, en esta ocasión la viajera más destacada era la viuda Mayer de sesenta y cuatro años de edad que viajaba acompañada de su doncella Susane, y su nieta menor Agatha, en compañía de tres desconocidos, el Coronel Maxwel, coronel retirado y actualmente agente de la agencia Pinkerton, Francis Drake un joven pistolero, y Paola Smith una muchacha joven y guapa, que llegaba al oeste para trabajar en un burdel en Dakota."
Alla donde allá una diligencia, muy probablemente hay algo que robar, es por eso que los forajidos también han aprendido a volar, Los forajidos de estas tierras prefieren vehículos pequeños y agiles, en su caso optan por Pequeños ornitópteros personales, que mediante pedales controlan un sistema de helices que con un ala plegable doble y batiente les da sustentación en el aire, otros de ellos prefieren unos sistemas de vuelo algo más limitado, aunque mucho más ágil, se adosaba a la espalda, con correas de cuero, una pequeña caldera proyectaba un chorro de propulsión que permitía volar una corta distancia, normalmente desde la parte trasera de un Ornitóptero.
"Mienras la diligencia volaba sobre el cielo, los forajidos de la banda de Nelly, salieron de detrás de los riscos dos ornitópteros con cuatro ocupantes cada uno, los pilotos se acercarón flanqueando la aero-diligencia, dos de los ocupantes en aparente sincronía con sus revolverse en mano y el mando de sus mochilas a reacción, se propulsaron hasta la diligencia, apoyándose en el pescante y obligando al piloto a punta de pistola a descender, el Piloto, avezado en los peligros, saco su pistola devolviendo el fuego, se parapeto tras el cuadro de mandos del pescante, una descarga de la colt del bandolero atravesó el cuadro de mandos, la maquinaria se bloqueo, una bala perdida atravesó la cobertura del globo, y empezó a perder aire.
El autómata cerro la caldera, anclo los pistones hidráulicos al suelo de la nave, que descendía de manera descontrolada, hacia los prominentes riscos del promontorio. un bandolero abrió la puerta de pasajeros, entro con mano armada con un revolver, se descubrió la cara, entre su gorro de aviador y su pañuelo se enmarcaba una cara pecosa y femenina, su rostro duro pero alegre de facciones marcadas, apunto con su revolver a la viuda y sacando del bolsillo de su chaleco sucio y polvoriento, grito con voz estruendosa que no pegaba con su cara redonda- ¡El dinero y las joyas!- sus ojos verdes parecían desafiantes, la bolsa se relleno con los relojes, joyas y dinero, salto hacia atrás desde la puerta con la bolsa en la mano, Susane mas cercana a la portezuela vio como caía de espaldas en caída libre, antes de que un mecanismo en su mochila se abriera desplegando dos alas de lienzo blanco, que la permitían planear en descenso libre. El grito sonó con fuerza, -y recordad que habías sido asaltados por la banda de Nelly."
Otro de los tópicos más típicos son el séptimo de caballería, desde mi punto de vista todo lo ocurrido con los indios es digno de reescribirse en clave Steampunk, y la idea que se me ha ocurrido es más o menos la siguiente, el séptimo de caballería del general Custer es una tropa aerotransportada, en un enorme zeppelín militar, con capacidad para treinta jinetes y sus monturas, gracias a este vehículo podían caer con sigilo en territorio indio.
"El séptimo de caballería descargo la mitad de sus tropas a uno de los extremos del valle, tras las bajas colinas y siguiendo el curso del rio estaba el campamento Lakota del jefe indio Búfalo bailarín, el Zeppelin de trasporte de tropas alzo el vuelo, perdiéndose por encima de las nubes, su misión era llegar al otro extremo del valle, donde dejaría a todas las tropas restantes, El Sargento Willoby consulto el reloj de bolsillo, tenían seis horas antes de que el ataque se hiciera efectivo, el dirigible podía cubrir esa distancia en menos de una, pero para no ser visto se debería elevar por encima de las nubes, algo que haría la labor más lenta. Mando preparar a las tropas, montar puestos de guardia y toda la rutina, hasta que escuchase la corneta de Custer desde el otro extremo del valle.
Pasado casi el tiempo completo la corneto sonó con su estruendo nocturno, el dirigible bajo de entre las nubes, descargando el fuego de sus ametralladoras "maxim", los indios corrían en desbandada, la carga de los jinetes desde ambos flancos, en total una treintena de hombres y el fuego de los artilleros empujaba a los indios a luchar, un suicidio seguro, o huir hacia el rio, quedando arrinconados, a la espera del exterminio, Las tierras de caza del sur, antiguo terreno Lakota eran ricas y prosperas, Willoby miro con desagrado los cadáveres de los indios apilados en el rio, los pocos supervivientes lloraban temblaban, mujeres y niños, algún anciano elevaban su cantico fúnebre, la batalla había terminado, la bilis del sargento se revolvía, sus soldados estaban saqueando los restos del campamento, despojando de cabelleras a los indios y cargando de cadenas a los supervivientes, el mundo era cruel y el parte de su crueldad eso le asqueaba, no veía la hora del honroso retiro, volvería al este y se olvidaría de los indios y de los soldados.- Prepárense para embarcar- oredeno al toque de corneta mientras en dirigible tocaba tierra. escupió la flema cargada de bilis, un sabor amargo lleno su boca, dirigió la mano a su cinto descolgó su petaca, y dio un trago al wiski de Kentucky, hizo gárgaras, lo escupió y volvió a dar un trago, después descabalgo y se encamino tirando de las riendas del corcel bayo hacia el establo dentro del dirigible.
En el siguiente volumen de esta guía hablaremos de la fiebre del oro, espero que os haya gustado.
Cuando hablaste de reescribir la historia de los indios no creí que en esta nueva ocasión volvieran a ser masacrados. Dale una vuelta mayor a los relatos, no te limites a meter zepelines en la historia que ya conocemos.
ResponderEliminarte animo a que leas las siguientes entradas de esta guía, en la que trataremos específicamente el tema de los indios te prometo que veras alguna cosa interesante.
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