jueves, 7 de julio de 2016

El dipsomecanico

Clínica del Dr. Henrry Muller. Berna mayo de 1887

El Doctor Muller solo tenia dos clases de pacientes Borrachos y Dipsomaniacos, la única diferencia que había entre ambos era el trato que el doctor les daba, y esto se veía condicionado por la cantidad de dinero que el paciente pudiera pagar por el tratamiento.

El Dr. Muller solía administrar un único tratamiento, muy efectivo contra el alcoholismo clínico, consistía básicamente en privar a los pacientes de la libertad en su clínica y torturarles mediante descargas eléctricas cada vez que manifestaban su deseo de ingerir bebidas espirituosas.

Dar ese tratamiento a ricos y poderosos era una buena parte de su recompensa, pues el Dr. Muller disfrutaba de causar dolor, de un modo que solo podía hacerlo alguien que hubiera jurado el código Hipocratico, como el solía decir, un verdadero Hipócrita.

Cuando conoció al Dipsomecanico le quedo claro que ese hombre no podía ser sanado por ningún método común, y pero que estaba dispuesto a gastar mas dinero del que se podía contar en verse libre de los molestos efectos secundarios de la adicción que sufría.

La solución se le ocurrió ojeando uno de sus antiguos libros de relojeria medica, al principio la idea era simplemente descabellada, pero después de considerarla durante la duración de dos cajas de vino rosado, llego a la conclusión de que era posible.

Se entrevisto con el Dipsomecanico para comunicarle el posible tratamiento, se lo explico con todo lujo de detalles.

Muy señor mio- dijo en tono grave, mientras se mesaba su perilla- Después de considerar los pormenores de su caso, - se produjo una pausa dramática mientras ponía en marcha el decantador automático a Vapor que era la joya del minibar de clínica. - solo existe una solución para usted.

Creo que en su caso la Cirugía de relojería es la única solución que cumple con todos sus requisitos, si observa estos diagramas vera que podemos sustituir entre otros órganos parte de su sistema digestivo y ambos riñones, por prótesis de relojería que eliminarían esos efectos indeseables de los que usted aqueja.

Entiendo sus preocupaciones, pero con el personal adecuado y con la ayuda de numerosos recursos mecánicos, podremos realizar la dichosa operación y usted podrá estar en las reuniones sociales en unas pocas semanas, y demostrando a jóvenes de decenas de lugares que nadie puede vencerle en una competición de beber mas vino.

Las ruedas del decantador automático dejaron de chirriar, y la botella de vino ya vacia volvia a su posición original, mientras el suave barboteo revelaba que el liquido del escanciador estaba vertiendose por los conductos de latón hasta sendas copas, donde podia verse el maravilloso color del Burdeos, el ansia del Dipsomecanico por probar el rojo mano le hizo salibar.

Unos pocos minutos despues el Dipsomecanico abandonaba la clinica caminico de su habitación de hotel, las eses que describia al moverse eran sutiles, las eses entrenadas de un hombre que tiene a la borrechara y la resaca como compañeros de Bridge de a diario.

El Dr. Muller observo por la ventana los erráticos andares del paciente, después volvió a su mesa donde el cheque en blanco se encontrada ya firmado, junto con otros documentos, sonrío, se encontraba satisfecho con sigo mismo y excitado, no por que la operación fuera a ser novedosa, sino por que por que estaba seguro de que seria dolorosisima, y aquello le satisfacía.

Facultad de Medicina, Universidad de Berna Junio de 1887

El quirofano fue preparado en la misma Facultad de medicina de la universidad de Berna, y la sala de observación, semejante a las gradas de un campo deportivo estaba abarrotada de estudiantes, doctores y otros cientos de relojeros y curiosos que incluso se agolpaban en los pasillos, intercambiando opiniones y aseverando sus pronósticos sobre la operación que aun no había comenzado.

El Dipsomecanico ingreso por la puerta lateral, donde el anestesista le ayudo a recostarse en la camilla, le coloco la mascarilla con Éter y contó desde cien hasta ochentaiuno antes de quedar fuertemente anestesiado y totalmente dormido, la camilla penetro por la puerta del quirofano empujado por el mecanismo de cabestrante a vapor y se encajo entre las mesas de operaciones y los ya situados doctores relojeros que se disponían a operar.

El Dr. Muller miro a l dormido paciente, y por un momento sintió lastima del decrepito anciano, con su piel fina y ojeras plácidamente dormido, entonces se agacho al oír que este balbuceaba una palabra, al principio no entendió lo que decía, así que permaneció cerca para escucha.

Burbón,- balbuceo el anciano- con dos piedras de hielo....

El doctor sonrrió, la punzada de culpabilidad que había sentido se había disuelto en el ebrio balbuceo del Dipsomecanico, ajusto su mochila de relojería, una caja de madera y latón con numerosos diales, de la que salían dos brazos mecánicos armados con pinzas y bisturí, coloco sus gafas de precisión y dejo que una enfermera le colocara la mascarilla, miro al Autómata cirujano que sostenía la bandeja con los trapos limpios, y asistido con un leve movimiento de cabeza, el resto del personal medico empezó a ponerse sus mascarillas y guantes...

El comentarista medico hizo una pausa, dio un sorbo una copa de vino desde la cabina y continuo con la narración de la operación- Nos encontramos en el minuto 16 de la operación de cirugía, desde la apertura del cuerpo y la extracción del sistema Renal no se producido ninguna preocupación para el Dr. Muller y su equipo medico, ahora el Autómata de cirugía, cedido por el Ala del hospital general de Tremli, acerca al doctor el atornillador a vapor con el que atornillaran al hueso el soporte de los filtros del Riñón izquierdo.

El doctor pulso el botón en la correa de la mochila, una mano mecánica con una esponja broto de la mochila de cirugía que aun portaba, y le seco el sudor de la frente, el Dr. Muller penso fugazmente en que tenia sed, y una buena copa de aquel burbón que le esperaba en su despacho seria muy refrescante. Volvió a mirar al paciente, le pareció ver una ligera contracción el los músculos oculares, seña inequívoca de que estaba sufriendo, así que se permitió así mismo una leve sonrisa bajo la mascarilla.

Llevamos 83 minutos de operación ambos riñones han sido suplantados y ahora procede a poner las esponjas en el filtro del segundo riñón.- El comentarista paro para observar el contenido de la cesta de picnic en la que llevaba su almuerzo, aquella operación se alargaba, dejo los binoculares en la mesa y cogió un sándwich de pavo del interior de la cesta lo desenvolvió del papel con sumo cuidado, le dio un mordisco y procedió a volver a observar la operación.- Y ahí esta el ansiado momento que todos esperábamos - comento con emoción, mas por la emoción de saborear la mostaza que acompañaba al pavo que por la operación- ahora el asistente del doctor abre la glotis del paciente, y si ahí llega la primera salpicadura de sangre seria de esta operación , directa a la cara del Dr. Muller.

El Dr. Muller volvió a activar el brazo con la esponja, este le limpio el rostro y las gafas de aumentos, con su mano retiro las gafas, devolvió su mano y ambos brazos de relojería de la mochila a la operación, coloco la glotis nueva, un cilindro de metal negro con superficie engomada en su sitio, y tomando el atornillador a vapor que el autómata de cirugía le ofrecía de manera solicita atornillo el pasador de la Glotis mecánica

Después de cuatro horas de intensa cirugía,- Anuncio el el comentarista- podemos decir que la operación ha sido un éxito, el Dr. Muller abandona el quirofano y el personal medico se lleva al paciente a una sala de observación, y ahora sin mas preambulos damos paso a un mensaje de nuestro esponsor especial.- Dijo el comentarista medico mientras se pulsaba un boton el la cabina de radio.

La puerta de la cabina se abrio y un joven hombre con bata blanca y un traje de Twed apareció al otro lado, intercambiaron algunos saludos mientras los anuncios enlatados se emitían, y el joven dijo - Mama te espera para cenar no te retrases mucho,- miro la cesta de picnic- ¿queda alguno?- pregunto.

El comentarista de operaciones dijo,- Claro hermanito, te he dejado dos de queso y media botella de tinto. y sin decir mas se intercambiaron de puestos...

Casa del embejador de la republica mecanica de la federación de comercio Atlantica en Londres Septiembre de 1889

Le aseguro señor embajador que desde que me opere soy el hombre mas feliz del mundo, no hay dia que no disfrute de los placeras del Borgoña, el champan, el burbon u otra de las decenas de maravillosas vevidas que dios nos ha brindadado en su mecanica sabiduria.- Dijo el Dipsomecanico, mientras empinaba el codo con estudiado angulo para que hasta la ultima gota del ambarino fluido cayera en el paladar.

Fin





No hay comentarios:

Publicar un comentario