Cubrió su pálida piel con crema repartiendo la protección con ceniza y betún por las partes de su rostro expuestas entre las lentes protectoras que cuidaban sus ojos lapislázuli del fuerte sol de la marca, y su mascarilla de cuero, y satisfecha sonrió por debajo de la mascara, la manguera que lo unía al balón de aire se flexo y pulso el botón, la palanquita situada sobre el cuero engomado hizo clack, trasmitiendo un alegre y suave golpe a la cavidad nasal sobre la que reposaba.
Aspiro aire, el aire rico en humos inundo sus pulmones, alentándola. Finalmente dio un golpe suave con su mano enguantada en su bandolera de resistente tejido encerado y el repiqueteo de los vasos y las probetas canturreo una suave y tintineante canción, que con cada paso se reprodujo con nuevos tañidos. Cruzo la puerta del fortín de la marca. Una muralla doble de nueve metros de altura separaba el imperio del carbón de la merca, las atalayas y puestos fronterizas estaban espacios por la muralla de escombro y chapa, entre medias un foso de tres metros por donde se canalizaba el agua, procedente de la marca, que debía ser tratada con azufre para potabilizarla, cruzo la puerta, solo
intercambio un saludo, con la cabeza con el guardia que portaba un fusil de percusión, que lanzaba balas de plomo esféricas del tamaño de un dedo. La llanura de agradable arena ennegrecida se torno cada vez mas blanca y poco a poco empezó aparecer el verde follaje que sin duda era potencialmente toxico, se agacho junto a el, saca un vial y con unas tijeras de metal de su cinturón de herramientas corto unas briznas de hierva y las dejo caer dentro del vial que sello con un tapón de corcho. Se puso en pie y oteo a lo lejos, la loma seguía alzándose unas decenas de metros y poco a poco aumentaba el verdor, antiestéticos arbustos se perfilaban cargados de hediondas fragancias, que la envinarían si no fuera por su reserva de aire, se acerco al arbusto mas cercano, tomo muestras y etiqueto con sumo cuidado.
Su pie resbalo, se encaramo a loma con manos pies, y consiguió frenar la caída, solo unas rozaduras en el mono de tela caqui. Lo que no vio fue el hormiguero sobre el que había apoyado el pie, hundiendo la entrada, intento incorporarse para volver ladera arriba, pero entonces vio las hormigas, una decena desfilaban ya por su pierna, seguidas de muchas más que caminaban en línea india por su muslo, aferrándose a su mono, que la protegía, desesperada sin dejar de hacer aspavientos intento sacudírselas de encima, dando manotazos, a la par que daba pequeños brincos llena de temor.
Finalmente las hormigas penetraron el fuerte mono, y sintió la mordedura. El acido fórmico penetro en su torrente y se desmayo, cayendo de rodillas.
Su vida desfilo ante sus ojos, segura de que moriría, recordó días atrás cuando fue elegida por sorteo para tan ardua misión, y con su ultimo aliento cogió el vial de muestras, con su ultimo aliento, que se le había caído al resbalarse.
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Salto por la loma, persiguiendo a la llama, el cuadrúpedo le llevaba ventaja, pero con cada zancada campo a atreves recortaba las distancias, un salto, atravesó el cercado de piedra, y un nuevo salto, ya casi podía tocar el pelaje de los cuartos traseros de animal, con un violento salto, se aferro al cuello de cuadrúpedo ungulado, aferro las riendas del animal y uso todo su peso para frenar la huida
del animal, que derrapo, flexionando las patas, dejando un surco con las pezuñas en la tierra húmeda por la lluvia.
Arrastro al animal terraplén arriba y lo ato con una cuerda al árbol. - maldita bestia- maldecía Chipsa- por que solo le haces caso Tika. El fornido campesino acarreo una manta llena de mazorcas de maíz. Ato la manta de vivos colores por las esquinas y la ato con un nudo cuidadoso a la par que firme al cuerpo de la llama, y otro atado semejante ato al cuello. Tomo su cayado con la mano zurda, recupero su gorro que se había caído en la persecución y se lo calo, acomodo las orejeras del gorro de lana y tomo el fardo de lana tejida que Tika le había entregado para el mercado, acomodándolo bajo su grueso y musculoso brazo. Desato a la llama y tiro de las riendas hasta poner al animal en estrecho sendero que descendía el monte.
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Mira ahí baja Chipsa- fue la primera frase que escucho al llegar al pueblo, pero el no se paro, se interno directo en la plaza.
Cientos de mantas de colores, como las del atado destacaban en el suelo o en tenderetes y sobre ellos toda clase de objetos, desde pequeña piezas de cerámica, collares con piedras y semillas secas engarzadas, tejidos, ponchos y vestidos, nueces y un sin mas de cosas. Encontró un espacio cerca de uno de los postes, ato a la llama, y descargo los fardos, al desatarlos las mantas
quedaron en el suelo como expositores de las mazorcas de maíz, la patata rojiza y los tejidos de Tika.
Se acuclillo junto a los productos expuestos y empezó a atender a los curiosos y los clientes habituales.
Al atardecer recogio el genero, y rebusco entre los tenderetes que aun quedaban, tenia la costumbre de intercambiar los restos sin vender con otros comerciantes en esta ocasión dos de las telas Tika le valieron un peine de hueso bonito, y seis patatas y dos mazorcas de maíz le se convirtieron en una calabaza pequeña rellena de vino de maíz. Satisfecho con las ventas y sus adquisiciones regreso montaña arriba, en dirección sur. La llama emprendió el camino a casa con alegres saltos, Chipsa caminaba detrás ayudándose del grueso bastón de madera para avanzar.
El sendero serpenteaba ladera arriba, pedregoso, plagado de matojos, hecho por el paso continuado de Chipsa, Tika y los animales. El viento de la montaña soplaba con fuerza, y amenudeo debía sujetarse el gorro para que no volara, en el collado de la montaña estaba la cabaña de Tika y en el
remonte de detrás se encontraba el cercado de las llamas, y en lo alto del pico estaba la casa de Chipsa, rodeada de sus campos de cultivo.
Para el ese era el lugar más placido del mundo, había dejado su carrera militar, que apuntaba hacia el propio Inca, para hacerse granjero. Soltó las riendas, la llama fue sola hasta las inmediones del cercado. Tika estaba esperando en el banquito.
En sus ojos. De intenso verde, estaban pintados de emociones, en parte temor y en parte una emoción abrasadora. Contrastaba con su figura menuda de largo y lacio moreno como la noche sin estrellas, recogido en dos trenzas. Vestía una túnica sencilla de color verde, de una sola pieza, anudada a la cintura con un cordon de pelo llama trenzado y se cubría los hombros con poncho corto marrón.
Mostraba ,a ojos de Chipsa ,una clara zozobra, y sin palabras le señalo hacia el interior de la cabaña.
Estaba en penumbra alumbrada por candiles de sebo sobre platos de barro. Era una única estancia ovalada, presidida por el pequeño jergón de Tika, un bulto embozado se removía en el.
- lo encontré en la zona venenosa- dijo Tika escondiéndose detrás de los poderosos hombros de Chipsa.- Una de las llamas se escapo tras una Vicuña- continuo Tika con su suave y melodiosa voz.
-Que clase de animal es?- pregunto este con curiosidad.
-Es un demonio- afirmo Tika.- nunca vi animal semejante.
Chipsa se acerco cauteloso al animal, descorrió la manta que lo cubría. El brazo salió de debajo de la manta con violenta agitación, o al menos le pareció un brazo, que vestía una manga, la mano enguantada y la piel del rostro cubierto de un antinatural potingue, se atrevió a agacharse junto a aquel ser, y con sumo cuidado examino su rostro, lo toco con sus gruesos dedos, manchándose, olfateo el ungüento oleoso, ceniza...
tomo un poco de vellón de lana de llama aun sin hilar y con sumo cuidado lo aplico sobre la porción visible de la frente, dejando ver la piel blanca como la leche de la llama, examino la mascara, la retiro del rostro, y la olio, el olor a hollín era intenso y desagradable, la retiro del rostro dejando ver una barbilla suave y angulosa, de un color tan pálido como la frente, y procedió a examinar el resto del cuerpo, apartando el tejido de lana que la cubría.
Tika mas animada le ayudo, encontraron con dificultada la manera de lidiar con las botas, los cordones, los botones, los automáticos y el resto de las diversas maneras de comprimir y enfajar el cuerpo, incluyendo el corsé, los pantaloncillos, las bragas, una camisa de abotonadura doble y una camiseta de tirantes y una camiseta de manga larga, manguitos y el mono con diversas abotonaduras, La ropa quedo desparramada por la estancia, Tika examinaba cada prenda e intentando podérsela, probando como ponerlo sobre sus ropas, con escaso éxito.
-pare estar sana salvo por las mordeduras de hormiga- Señalo el granjero,-debe ser mu sensible a su mordedura.
Tika complacida y preocupada puso en palabras las preocupaciones de ambos- Pero? De donde viene? Al sur solo hay demonios de humo, no puede ser de la zona Maldita, o ¿si?
Chipsa se encogió de hombros, no sabia de donde venia y desde su punto de vista hacerse las preguntas antes de poder entender las respuestas no tenia sentido, así que devolvió su atención hacia la lumbre, movió las ascuas con una ramita y la incorporo al fuego, como había hecho decenas de cientos de veces.
miro el fuego e intento aclarar sus ideas, cogió las prendas que Tika había dejado desordenadas y las reunió en un monto, hedían y ofendían a sus sentidos. -Huele peor que la mierda de llama- y sin esperar respuesta de Tika las puso en la lumbre, las llamas empezaron a devorar las hediondas telas, hasta dejar solo los botones de las polainas y el mono, las varillas del corsé y algunos otros residuos de metal.
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-No ha regresado,- afirmo el guardia de la puerta, su voz incomoda, era reflejo exacto de la incomodidad que sentía, no todos los días uno era llamado a la alcaldía, por el teniente de alcalde para tratar asuntos oficiales- solo se que aun no ha regresado- termino mientras tiraba un poco del cuello de la camisa para intentar que el aire corriese y acallara el picor nervioso que le invadía desde el momento en que le habían ofrecido sentarse a esperar al Teniente.
-ya le he oído la primera vez- asevero el barbudo hombre sentado frente a el, escupió el tabaco que mascaba y devolvió la mirada a su interlocutor- Y ¿ahora que?.
El guardia de la puerta numero seis de la Marca se cruzo de brazos, y tras reflexionar un momento, inclino la cabeza, y puso mueca de indefensión y contesto con sinceridad- Nada, pasado este tiempo, esta sin lugar a dudas muerta,- y tras una ligera pausa añadió- Mi mas sentido pésame.
-Bien y que le digo a mi hermana- La voz del Teniente de alcalde se torno mas afilada,- No puedo decirla que todo se acaba.
El guardia de la puerta reflexiono durante unos minutos y finalmente contesto, no sin pesar en su voz.- Dígale que entierre un ataúd vacío y que su hija fue una heroína de la colonia.- Su voz recupero el tono severo que solía tener, más bravo y poderoso, -es lo que me dijeron a mi cuando mi hijo no regreso-, y con la marcialidad de su cargo se levanto ejecutando un taconazo sonoro, una flexión reglamentaria y un saludo militar, giro media vuelta y con paso marcial se marcho del despecho.
El Paso de Marcelino fue raudo, no giro la cabeza, ni miro hacia atrás, las respuestas que había dado al Teniente de alcalde eran sinceras, pero no agradables, y la reputación del teniente de Alcalde era terrible, así que no aflojo el paso hasta salir del ayuntamiento, siguió con paso marcial las cuatro calles hasta el cuartel y no respiro con profundidad hasta cerrar la puerta del barracón de guardia de la Marca, entonces el agradable sabor a hollín del aire le devolvió el color a su piel macilenta y sucia por el humo, se sirvió una jarra de cerveza del barril, y el sabor del trigo, el lúpulo el agua y el azufre le devolvieron el humor.
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María de Roncesvalles era una mujer amplia en el más amplio sentido de la palabra, desde que era alcaldesa electa de la ciudad de Frontera, se había dedicado solo a dos cosas, ejercer su poder de manera tiránica, nepota y cruel, y a su único y verdadero amor, la comida y más concretamente los pasteles, las tartas las galletas dulces y otras cosas que la habían hecho ganar el apodo cómico, y nunca mencionado en voz alta, de Su Grandeza.
Entro en la sala, por la puerta principal, no cabía por ninguna otra, además su desmesurada crinolina le daba un aspecto de botijo, y una mayor amplitud, sus gruesos brazos estaban enlazados con los de un hombre mas joven, que comparado con ella, parecía carecer de Sustancia, su delgadez era extrema, y su cabello lacio y largo recogido en una coleta, una perilla regia y monástica enmarcaba su rostro, que poseía una nariz desorbitada y unos ojos lacónicos, solo comparables a los de un cordero que sabe que va a ser sacrificado.
-Mi querido Senescal, Que noticias trae de la Capital,- dijo la Alcaldesa con voz risueña y deliberadamente cariñosa- Que modas? y nuevos platos se sirven en la corte?
El Senescal se soltó del brazo de María con habilidad practicada en un sin fin de recepciones, y colocándose frente a su interlocutora y realizando una graciosa reverencia, acompañada por su chambergo tocado de plumas, -Traigo muchas y muy variadas, procedentes de la corte, si, y también del palacio del Virrey, que quiere saber un sin fin de cosas.- Dijo con estudiada voz atona, su acento procedente de Andalucía raspaba el aire, y carecía de la gracia que sus congéneres solían demostrar en el habla, y sus maneras correctas pero distantes eran fruto muchos años de trabajo diplomático.
-Oh, Claro en Virrey del alto Perú,- la voz de la alcaldesa pretendió ser desenfadada pero no hubo éxito alguno, saco un pañuelo de su profundo y generoso escote, y con gesto afectado se seco el sudor de la frente, la peluca recargada y barroca que le confería medio metro más de altura de lo que la naturaleza le había otorgado amenazaba con resbalar de su cráneo y caer.- Ese hombre siempre esta deseoso de saber y claro, yo de informaros a vos de todo cuanto desee el gran virrey- no podía aunque lo intentaba ocultar su desagrado ante la mención del virrey de Alto Perú.
-Estaré encantado de hablaros de los nuevos inventos culinarios y muchas otras cosas en cuanto me encuentre aseado y descansado, el viaje por barco ha sido muy largo y deseo refrescarme- Dijo el Senescal, fingiendo limpiar el sudor de su frente.
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Despertó con violencia, el desagradable aire le quemaba los pulmones y una suave brisa fría la puso la piel de gallina, intento gritar, pero su voz se negó a salir de su garganta. A su alrededor había una especie de cuchitril, decorado con tejidos de vivos colores, aun notaba la quemazón donde las hormigas la habían picado, estaba cubierta con un aguayo de vivos colores, decorado en bandas de colores, con ricos bordados de animales, amarillo, azul, rojo, negro y verde eran algunos de los colores que las hebras de hilo hábilmente trenzadas y bordadas en exquisitas siluetas la cubrían, Elisa nunca había visto algo como aquello. Cubrió su desnudez con el aguayo, y examino con los ojos la penumbra de la sala ovalada, suelos de tierra, paredes de adobe, tejado de ramas y paja, a un lado un telar rudimentario, n el que una labor a medias empezaba a contornearse con diseños bordados de rombos en su cuerpo central, figuras geométricas decoraban sus bandas laterales, la predominancia del azul, en contraste con el rojo, el amarillo y verde, casi le hicieron olvidar el miedo que sentía de aquel lugar extraño.
La tenue luz de una fogata, iluminaba la estancia, sobre la hoguera un trípode de hierro sujetaba una olla, en la que un liquido burbujeante de color rojo intenso bullía con un murmullo. junto a ella un taburete de madera, y al pie de este encontró su bandolera, su contenido estaba integro, y junto a ella reconoció los botones chamuscados de sus ropas.
Un sentimiento empezó a proliferar en sus entrañas, primero pensó que era miedo, después descubrió para su pesar que a él se sumaban la sed y el hambre, se levanto con pies temblorosos. Dio uno, y dos pasos, poniéndose a la par con la burbujeante olla, tomo la cuchara de madera, grande y larga, removió el contenido y extrajo un poco, olfateo el contenido y lo probo, con sumo cuidado, el Tinte rojo hecho con cochinillas le resulto repulsivo, dio un traspié mientas tosía e intentaba quitarse ese espeso liquido de la boca y la garganta, el olor del tinte emboto su olfato y los vapores la desorientaron.
Finalmente tropezó con varios objetos que al caer causaron un estruendo que retumbo en las paredes de adobe, y callo en la tina de agua fresca, el sabor del agua fresca la desagrado, estaba fría y tenia una ausencia de sabor desagradable, aun así sus entreñas aceptaron aquel liquido, acallando su sed, se recompuso, el agua se tiño de rojo, su cara estaba manchada por el tinte que la había salpicado, y sus piernas ante tal estrepito fallaron devolviéndola al suelo del que acababa de levantar, nuevamente sentada en el jergón, incomodo pero aun así agradable.
Devolvió su atención a la exploración de la estancia, un Telar mas pequeño, vellón de lana en fardos de tela, teñida de diversos colores y una pequeña alacena de madera, empotrada contra el muro septemptrional, en la que sin duda era queso, carne ahumada y algunas verduras aguardaban a ser comidas, dio buena cuenta del queso, de color amarillento, una porción pequeña, dura y cremosa de sabor fuerte y ligeramente agrio, tomo una buena porción de carne a mordiscos, olvidando sus refinados modales de aristócrata y burguesa, y obvio las verduras y frutas.
Ya ahíta, con su sed saciada con el agua de la tina, ahora manchada de tinte, y tras haber devorado el queso de leche de llama y una porción de carne de llama cocida y ahumada, encamino sus pasos a encontrar algo de vestuario, rebusco entre las telas tejidas, segura de que en un taller de un tejedor debía encontrar una falda, una blusa, un vestido o algo semejante, pero el sonido de dos voces la interrumpió en su infructuosa búsqueda.
Una de las voces era suave, cantarina, aguda y parecía infantil o femenina, la segunda mas fuerte y ruda parecía claramente masculina, la primera voz se acercaba, incluso podía oír los pasos que acompañaban a la cancioncilla que se acercaba a la puerta la segunda voz había desaparecido y sus pasos se alejaban hasta hacerse inaudibles, se puso en guardia, en cualquier momento se abriría el grueso cortinaje y debería pelear por su vida contra el extraño habitante de ese lugar.
La cortina se corrió, dejando entrar una fuerte luz, que Cegó a Elisa, una figura menuda se recorto en el quicio, y sin esperar más salto contra ella, tomo la iniciativa y se arrojo con violencia, se agarro al menudo cuerpo que acarreaba vellón de lana de llama, y con la fuerza y el impulso salió de la vivienda abrazada a la figura fémina de piel bronceada, rodó por el suelo, intentando ponerse encima de la figura que ante la enorme luz diurna se perfilo como una mujer menudo de largo cabello negro recogido en dos trenzas.
El esfuerzo físico por reducir a Tika estaba dando sus frutos, aunque el sol la cegaba, el aire frió azotaba su desnudo cuerpo y sentía como llenaba sus pulmones con dolorosas punzadas. La pequeña figura se revolvió propinando un rodillazo huesudo en la cadera, la mordió una mano y rodó hasta librarse de ella, el esfuerzo y el hiriente y mal sano aire dejaron a Elisa sin aliento, tendida boca arriba, bloqueante, incapaz de abrir los ojos por que el sol la quemaba las retinas.
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Fin de la primera parte.
El vizconde de cerro rico, que ademas era virey del Alto Perú, tenia planes, y unir los principales centros de producción mediante catreteras era esencial, y para hacerlo era esencial que la alcaldesa cumpliese con sus cometidos, y solo el hecho de que eran familia política le había impedido viajar desde Santo Engranaje de la sierra hasta la frontera con la Ropera en mano y meterle tres cuartas de acero entre pecho y espalda. No obstante tras sopesarlo un instante decidió tomar otras medidas, y ahora solo le faltaba esperar resultados. Estos eran los pensamientos que le acuciaban mientras devoraba si desayuno, compuesto de huevos de perdiz, panceta y un vino de Tarija. Contemplo desde su terraza la mina. Cerro Rico, con el trajín de esclavos que entraban y salían de la mina y la mena de mineral que era triturada por los dientes Pneumaticos de la "Desmochadora" con su agradable ronroneo mecánico. La ciudad entera solo tenia una función, la mina. Que devoraba hombres y escupía plata.
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La alcaldesa había decidido honrar, o para ser más precisos camelar a su invitado con una cena, regia, sublime mando cocinar una Vicuña salvaje, tres lechones, dos reses y lo acompaño de un enorme surtido de entrantes, entremeses y muchas botellas de vinos y licores. Su altísimo invitado provo cada plato, una única vez, con ademanes corteses y aristocráticos. Y asintió a cada comentario con languindez lacónica, difusa y ambigua, y a la llegada del postre se retiro de la mesa.- la comida ha estado deliciosa- musito el enviado de la corte. Y se levanto con una leve reverencia.
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Borja de la vega no solía recibir visitas, desde que se había casado con María había sido un esposo fiel y cumplidor, había fornicado con ella, labor desagradable, hasta dejarla en cinta y el fruto de ese sacrificio fue Elisa. Desde el momento de su nacimiento había sido un amantisimo padre, retirado de la vida publica, residía en el palacio de la peña, de difícil acceso a carruajes y diligencias. Allí había criado a su hija y se había dedicado a sus hobbies.
Si lamentaba ahora algo era haber enseñado a su hija sus ideas liberales, y Radicales. Era un demócrata convencido, no es que creyera en que toda perspna pudiera votar, solo que los ricos y poderosos como el mismo debian votar por el bien del pueblo en vez de dejar hacer a los reyes, vireyes y alcaldes de turno.
Sus ideas no eran exactamente un secreto y los pasquines que hacia imprimir y distribuir llegaban como un contante y molesto goteo a universidades iglesias y mercados.
Y estas ideas habían calado en Elisa, que se habia negado a pagar a los funcionarios de sorteos para que la sacaran de la lista. El teniente de Alcalde le habia dado la noticia con sumo cuidado y respeto, como Tío y padrino de Elisa. Dejando a Borja solo en la cavernosa residencia llena con sus óleos y acuarelas.
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Percibió un miedo tremendo en su captora. Para Elisa aquella mujer bajita y fibrosa que la miraba con recelo mientras cocinaba una especie de masa de maíz, que cocía con esmero y cuidado, era el enemigo, su captora, no sabia como pero había sido capturada y llevada a algún lugar extraño y peligroso. Miro por el ventanuco esmirriado, al otro lado de la pared adobe se extendía una huerta que subía la loma, y al fondo de ella una cabaña de adobe y ramas, imagino que muy parecida a la que ocupaba, paupérrima y decrépita.
Mas allá había un cercado y en el había siete ungulados lanudos de cuello largo, que pastaban alegremente, y ella solo podía pensar en que eran deliciosos, solo verlos hacia que su boca generase un mar de saliva, que tragaba con dificultad. Tika se planto frente a ella. Muy enojada señalo dos rapices rectangulares al pie de la cama, y hablo o puede que despotricase en tono muy alto. Elisa hablaba varios idiomas pero aquel no le sonaba ni lo mas remoto. Finalmente la menuda mujer tomo uno de los grandes rectángulos de tela y se lo coloco a Elisa en la espalda, caía con suavidad hasta la corva de las rodillas. Con destreza la coloco el otro en los hombros dejándolo caer sobre los senos, tapando los muslos, ciño ambos con una faja trenza larga y estrecha y los anudo entre si por los ombros por unas pequeñas cuerdas que pendían por encima de los hombros, tres nudos sobre cada hombro, dejando el hueco justo para asomar la cabeza.
Después de vestirla, parecía menos enfadada. Pero aun no estaba augusto, tomo un haz remitas unidas y atadas, dobladas entre si, y con el empezó a desenrredar el pelo, hasta dejarlo suave y lacio, acto seguido empezó a trenzarlo en dos trenzas, el pelo de Elisa era mas corto que el de Tika y solo llego hasta el nacimiento de la espalda. Casi mas por impulso, que por decisión propia, acabo siguiendo a Tika al exterior de la casa.
Tika extendió uno de los aguallos, t extendio sobre el varios utensilios, una muela sobre la que comenzo a moler cochinillas, hasta convertir a los difuntos animalillos en mero polvo rojizo. Cuando el tinte rojo estaba hecho lo vertía en un saquito, y así sucesivamente hasta acabar con la cochinillas, después siguió fabricando otros pigmentos, con paciente trabajo. Hasta que el sol estuvo alto, entonces comenzo a teñir las hebras de hilo, una a una las puso dentro de la olla que ya estaba con agua, las madejas se oscurecieron al mojarse con el agua, y con la gran cuchara añadia el polvo de cochinillas, una, dos y tres paletadas y empezó a remover. Elisa mirada sorprendida como el hilo se volvia rojo negruzco como sangre. Entonces Tika la señalo con el dedo el gran caldero y el cucharon, como impulsada por resortes imvisibles se puso en pie sobre el aguayo, camino descalza y llego hasta el caldero y empezo a remover su contenido,los brazos la pesaban y se sentia mareada por el hedor del tinte, la altura y el desconcierto. Removio, sintiendo el dolor de sus brazos, punzadas y aguijonazos del viento, la resistencia del liquido y el hilado, la obligaban a concentrarse solo en el hilo, una y otra vez.
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El sol en Tiawanako brillava con violencia, solo alguna lluvia teneu permitia un respiro Tupak. Hizo visera con su mano para ver el horizonte, y después devolvio su atención a la tablilla de cuentas que estaba repasando, disfrutaba con su trabajo, era probablemente el unico de los oficiales de cuentas del palacio del Inca que disfrutaba contando, se removio en la escalinata, solia sentarse allí a trabajar mientras otros comian, su figura delgada como una rama raquitica contrastaba con sus ojos grandes y su sonrrisa sempiterna. Probablemente era el funcionario con mas potencial, pero carecia de la ambición para medrar. Hecho a un lado la tablilla de cuentas ya completa, tomo la siguente y volvio a empezar, -La cruz del sur se encuentra en su apogeo si calculamos la distancia con la puerta del sol- murmuraba en voz baja los complejos calculos astronomicos mientras dibujaba trayectorias sobre la tablilla de cera con una varita de madera.
-Aqui estabas, - dijo una voz sobria- espero que ya hallas terminado todo el trabajo, tengo que presentarlo pronto.
Levanto la vista, la figura indiscutible de Orko se recortaba contra el sol, el astronomo era un hombre orondo y el sudor perlaba su frente, vestia un poncho rojo tipico de los hombres de la region, y a su espalda llevaba un aguayo atado donde debia llevar yodos sus objetos. Desato su aguayo, y lo dejo caer en lo alto de escalinata, y se sento con las piernas cruzadas un escalon por encima. -Nunca sabre por que te sientas en este lugar, siempre aqui, es el lugar donde Inti golpea con fuerza- dijo el astronomo imperial, y cambiando de tono continuo- Mañana salgo de viaje para Kuzco, tengo que llevar los informes astronomicos para el calendario.
El ceño de Tupak se revelo contra su sempiterna sonrrisa. -Pero aun faltan dos dias,- se defendio el funcionario- me diste dos semanas- su voz perdia fuerza segun se quejaba cada vez mas lastimosamente. No es que no hubiera hecho los calculos, si no que en su pequeñi cuchitril se apilaban los informes y trabajos de un sin fin de funcionarios que se aprovechaban de su bondad o su candided o tal vez de su estupidez, pero si Tupak tenia una norma era no entregar un solo documento antes de fecha aunque estuviera hecho resuelto, revisado y listo para entregar, y recordando su norma su quejido recupero el tono- es imposible- y con más convicción añadio- tu te iras mañana pero el documento no estara en tu aguayo- sentencio con voz triunfal mientras miraba hacia el sol. escucho el sueve ruido de crujir de puños que provenia de los nudillos de Orko, el miedo a ser golpeado nuevamente le alcanzo, el no era un hombre violento, de hecho detestaba la violencia, y reflejionando mientras oia como crujia el cuello de Orko en su tradicional manera de ejecutar la violencia, añadio- Aunque por un precio justo puedo tenerlo mañana.
El dinero si era un idioma que Orko entendia, era tacaño por naturaleza, regateador, violento y dominante pero aun así entendia a la perfección la situación. -Que te parece un par de sandalias nuevas- Tercio Orko- Conozco a un buen artesano que trabaja junto al lago.
-Ya no creo que sea suficiente, veras que tal las Sandalias y un gorro nuevo,- dijo mientras llevaba la mano a su ajado gorro con orejeras- a decir verdad casi todo lo que Tupak tenia habia tenido una vida mejor y de eso hacia al menos dos dueños, algunas cosas, las más, eran heredadas, y le quedaban grandes, otras las menos eran de su talla, pero las habia comprado ya viejas, otras habian sido nuevas, pero de eso solo Inti (el dios sol) y Supay (dios, o demonio de las profundidades) se acordaban y no estaba seguro de que el primero hubiera puesto la mas minima atención.
Orko flexiono sus brazos, parecia aterrados ante la vista de Tupak. -No quieras sacarme mas de lo que vale, unas sandialas nuevas es todo lo que estoy dispuesto a darte- tercio Orko su voz inflexible y cavernosa encontraron un asentimiento del funcionario.
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Para Chipsa la preocupación por Tika era una facultad innata, no importaba el motivo siempre estaba preocupada por ella, era como la hermana o la hija que no habia tenido, algo en su corpachon hacia que sintiera el deseo de protejerla, tal vez fuera por que habia nacido en el mismo dia que su esposa embarazada habia muerto, lo importante es que la habia visto nacer, y cuando una de las llamas se escapo en medio de la tormenta, y el padre de Tika salio a buscarla y la lluvia se lo trago para no volver jamas, Chipsa ocupo el lugar de padre, y cuando la madre de Tika se caso con un comerciante de la ciudad y se marcho con los niños pequeños dejando sola Tika, se convirtio en su unica familia, es por eso que hoy trabajaba a disgusto, no es que no disfrutase de el trabajo en el campo, es que no se fiaba de la extraña, estaba segura que era una criatura mandada por Supay, y cada pocos minutos giraba la cabeza hacia la casa de Tika, más de una vez estuvo apunto de dejar el trabajo a medias e ir hasta la casa para asegurar que todo va bien. Pero el trabajo del campo no podia esperar, habia que reparar el muro, para que las vicuñas no se colasen, recolectar, preparar la tierra y volver a sembrar, saco unas pocas patas de la tierra, le gustaba sacarlas con sus propias manos, tenia algo de espiritual usar las manos que habian empuñado armas para segar vidas, ahora para recoger los frutos de la tierra, con el veneplacito de Inti, cuando lleno la cesta, que en cparación con Chipsa, parecia pequeña, la cargo a su espalda y emprendio el camino ascendente hasta su propia cabaña, la estancia se abrio ante el, en su interior solo habia unos pocos objetos, la cama contra el muro posterior le permitia mirar las estrellas cuando dormia, el tripode con la olla estaba lleno de agua, y el fuego crepitaba con fuerza, las verduras hervian y la libre que habia despellejado y metido dentro ya parecia hecha, habia matado la liebre al alba con su honda, y con los tuberculos y el maiz era una buena comida, apago el fuego tirando un poco de ceniza vieja, hasta sepultar los troncos, el fuego se extinguio, y con habilidad y un cazo de madera tallada lleno una olla mas pequeña, tapo la olla con su aguallo y con una cuerda lo ato al cuello de la olla. agarro la olla bajo su brazo y comenzo a bajar el camino que separaba las dos casas.
el camino aunque no muy largo serpenteaba por la cuerda de la colina, haciendolo lento, y como el era el unico que lo transitaba, era estrecho, Tika rara vez subia a su casa y lo preferia así por que la senda era muy pedregosa y Tika no tenia sandalias, el camino desembocaba en el corral posterior de las llamas, rodeo el corral, y con paso largo y seguro condujo su preciada olla hasta la puerta posterior de la cabaña de Tika. Junto a la puerta habia un horno, en el que el padre de Tika solia fabricar basijas, y su madre hornear un delicioso pan de maiz. Hoy Tika se encontraba horneando el pan, redondo y plano, su olor despertaba el apetito de Chipsa. Nada mas llegar se sento en el pequeño asieto junto a lapuerta, hecho con el mismo adobe que el muro de la cabaña, apollo a sus pies la ollita y espero a que Tika dejara de atender el horno. Extrajo el pan del pequeño horno de adobe, la placa radiante de barro contenia seis deliciosos panes, redondos como el sol, calidos y amarillentos, suaves y sin corteza, Tika los extrajo con cuidado para no quemarse las manos, y los guardo en una pequeña cesta.
Elisa dejo de remover la olla, el viento habia apagado el fuego, y el tinte estaba casi consumido, extrajo las madejas, y las dejo colgando del borde de la olla, el olor de la comida la llego a la nariz, y en cierto modo tiro de ella hacia el interior de la vivienda y la hizo atravesarla, cruzo la cortina y ante ella vio el pan recien salido del horno.
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El mapa de carreteras era claro, lo mas comodo para todos era atravesar la Marca, bueno en realidad no era comodo para todos, para la Alcaldesa era sumamente incomodo, pues era la encargada de atravesar esa franja de terreno tan basta, casi inexplorada y peligrosa. El enviado especial señalo el mapa. -Como puede observar su grandeza los planes para la expasión estan casi ultimados, salo por un detalle insignificante,- señalo la marca con sus largos dedos- aunque ese insignificante detalle no puede ser soslayado, y el virrey espera un informe positivo al respecto.- La alcaldesa se revolvio en el taburete de acero bajo su estrambotica Crinolina, se puso en pie, y el taburete se plego volviendose a fundir con la crinolina, camino por la sala de mapas y expansiones, y finalmente se decidio a hablar.
-Vera mi muy querido amigo, le sere sincera,- Hemos hecho decenas de estudios del suelo, el aire y el agua de la marca, arriesgando la vida de inumerables personas- saco el pañaluelo de tela con bordados de florecitas y finjiendo llorar se seco las lagrimas- Incluso mi hija acudio a estudier la Marca, Mi queridisima hija, luz de mi vida y mi corazón, -mintio la alcaldesa que cada vez sobreactuaba más. volvio a limpiarse las lagrimas de cocodrilo y devolvio el pañuelo al canalillo de su escotadisimo vestido- y estoy en la frenca y decepcionante posición de informarle que aun no sabemos por que no podemos penetrar en esa malvada región, todos nuestros intentos de penetrar han acabado siendo repelidos por el impavido clima, la orografia e incluso la Fauna y la flora,- hizo una pausa dramatica, conto hasta tres mentalmente y despues prosiguio- esa naturaleza cruel que incluso me ha arrebatado a mi hija- y volvio a a sollozar y finjir llorar como una actriz de zarzuela comica.
Su interlocutor era más que consciente de los hechos y de la falsedad del afecto que aquella mujerona expresaba, reprimio las ganas de reir a mandibula batiende y en su lugar opto por colocar su mano sobre el hombro de la oronda alcaldesa y dijo con voz melosa- Se fuerte, tu hija abria querido que centraras todos tus esfuerzos en el proyecto.- y arriesgandose un poco añadio una mantira a su repertorio- Así me lo comunicaba en su correspondencia.
la ultima frase dejo pertubada y perpleja a la alcaldesa, conocia tan poco a su hija que bien podia tener amistades en las altas esferas y no ser ella consciente de ello, así que musito una respuesta. -Si ciertamente así lo habria querido,- y apretando más el lazo a su cuello añadio- y eso hare.
La sonrrisa de exito del enviaado de la corte se curvo en discreta satisfacción, momentos como ese eran los que hacian su trabajo soportable, y justificaban saltarse una suculenta cena para recabar información entre el servicio durante toda la noche.
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Elisa dio buena cuenta del pan, auque le costo superar sus reticencias originales con la copa de Chipsa, se podian ver los ingredientes, las piezas de conejo, las patatas, el maiz y algunos tuberculos y raices que flotaban sobre el liquido amarillento, no parecia comida, era muy liquido, y carecia del espesor apropiado, no olia aaxufre ni a ollin, en resumidas cuentas no se parecia a ninguna comida que ella hubiera probado antes, pero al ver que Tika apuraba a rellenarse el cuenco y daba cuena couenta de todo con su cuchara de madera, se animo a probar, metio la cucharra con timidez, y la llevo hasta su boca, solo habia liquido, derramo el contenido en su boca, preparada para escupirlo y con la clara idea formada en su mente de que le tenia que desagradar o hacer daño al estomago. Una explosión de sabores se hizo en su paladar, abanzo hacia su lengua e inundo su boca, picante dulce, acido, un suave amargor entremezclado con muchos matices, nunca habia comido algo tan sabraso, en el otro lado del muro los sabores eran más neutros, menos intensos. Su cuchara se callo de su mano por la impresión, pero imitando a Chipsa llevo el cuenco de madera hasta sus labios y trago el liquido, con tropezones de maiz, calabaza, nabo y zanahoria incluidos, un hilillo de liquido resbalo por la comisura de sus labios, y un heructo de satisfacción se gesto en su barriga, la cabeza del conejo la miraba desde el fondo del cuenco, y no fue capaz de comersela, mientras veia com Tika volvia a servirse sopa, y chipsa rebañaba los huesos del costillar de la desafortunada liebre, sujetando con sus manos y dando mordiscos a la carne que estaba unida a las costillas del animal.
cuando la comida acabo Tika y Chipsa intecabiaron palabras, incluso algunas risas, la de Tika suave y aguda, la de Chipsa grave cavernosa y potente. Elisa les miraba sin entender nada y Tika le señalo el hilillo de sopa que manchaba su cara, avergonzada y recobrando sus costumbres de dama española, se limpio con el dorso de la mano, sarecia de pañuelo para tal proposito. y ante sus ojos vio como Chipsa se burlaba de sus modales, y para su sorpresa Tika tambien la imitaba de manera exagerada y se reian de ella, nuevamente con jocosa actitud.
Elisa no habia parado de observar a los dos habitantes de la marca, intentando recopilar datos para su supervivencia y si tenia suerte y volvia a casa tendria que exponerlo todo. -"Los habitantes de la marca son de piel bronceada, de caras redondas, tienen una cultura agraria y ganadera, viven en casa rusticas de adobe, son pacificos,( De momento), usan herramientas de madera, unque comocen la fundición del bronce y el hierro, su artesania textil es tremendamente elaborada y parecen perfectamente adaptados a las insalubres condiciones del aire y el agua" esos eran sus primeros daatos, aunque esperaba poder reunir muchos más, por alguna extraña razón, pese a que la garganta le raspaba y cunado el viento la alcanzaba fuerte la hacia sentirse incomoda el sol ya no la heria tanto como la primera vez, y se sentia incomoda por el mero hecho de no sentirse incomoda con los extraños, ya habia empezado a comunicarse un poco, y antender algo sobre los lugareños, ya sabia sus nombres y a que se dedicaban, y estaba seguro de que de alguna manera eran famila, no se parecian mucho pero sin duda se compartaban con una familiaridad con la que uno solo se comporta con sus familiares cercanos.
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El muro de chatarra que separaba la ciudad y las tierras del Virey de era irregular y no muy apropiado para nadie, solo los guardianes del muro lo vigilaban, y es por eso que el oficial estaba tranquilo, aun estaba seguro que el teniente de alcalde le guardaba rencor, pero no ver a nadie extraño ni ajeno al muro le tranquilizaba considerablemente, por eso no se percato de que su relevo tenia una aviesa mirada, saludo a su compañero,-Hola Gonzalo, que tal en la sección norte,-pregunto más por cortesia que por interés.
-Por allí todo bien, esta mañana dispare a unas aves pero no atine el tiro,- alcanzo la posición de su compañero- así que no hay caza.
-valla pues, por aqui no he visto aver en dias, con un poco de suerte esta noche cazas algo- respondio el oficial. Ya empezando a recojer su petate con la tartera vacia y la botella de vino a medias. Cuando sin venir a cuento Gonzalo le empujo atraves de la ventana de la garita, , se aferro al alfeirzar con todas sus fuerzas, no es que la caida fuera a matarle pero simple y llanamente no queria caer sobre el riachuelo que discurria bajo la garita. -Que carajo haces- grito- Gonzalo, Gonzalo...
Gonzalo tomo el arma del suelo, reviso que estuviera cargada y apunto a la cimbreante cabeza que intentaba alzarse por detras del pollete, y disparo, la detonación se hizo eco en la garita, y retimbo por los sectores de muralla ayacentes con un eco de chatarra oxidada. el cuerpo dejo de forcejear y cayo al riachuelo, que se mancho de roja sangre, el petate se engancho en rama, y la botella floto rio abajo, el resto de los objetos, inclullendo en arma criminal, ahora descargada volaron de la garita, hasta acabar en el riachuelo, hundiendose o varando en la orilla, el rifle se clavo en el fango, con la culata señalando al cielo gris, la lluvia empezo a caer suavemente y pronto sepronuncio hasta ocultar el cuerpo atrapado en el fondo, bajo el agua del creciente riachualo.
-Saludos de la alcaldia- musito Gonzalo.
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El camino desde la puerta del sol descendia hacia el lago, Orko lo emprendio antes de la salida del sol, el camino a la nueva capital del imperio era muy largo, y aunqie disponia de una buena montura, una que era capaz de levantar su enorme corpachon que ya era un merito, no se confiaba, habria preferido no hacer el viaje, pero el Inka lo requeria, y esperaba que Inti fuera piadoso con el, y los campeesinos amables con un funcionario del mas alto rango, su caravana era nutrida, el General Kupamak viajaba tambien hacia el norte, eso le daria al menos dos semanas de compañia y seguridad, lo malo es que preferiria a cualquiera menos a Kupamak, que desde el punto de vista astronomico habia nacido con buena estrella pero sin la mas minima pizca de gracia. la charla sobre mujeres, vino de maiz y fiestas, varios minutos antes de empezar la converación Orko ya se habia artado de ella, lo que sin duda era un nuevo hito para el astronomo, que podia recordar y no con placer un banquente haceme mas de veinte lunas en el que tuvo el desegradable placer de sentarse junto al general, y así empezo el descenso, lento, seguro y tremendamente aburrido.
Para Tupak era un gran dia, estrenaba las sandalias, y por eso caminaba entre las calles empedradas, salto los escalones de dos en dos, para subir a su habitual escondite en la escalera, rebusco en su aguayo, extrajo su tablilla encerada y la pequeña ramita que usaba para escribir, y contemplo la salida de Inti, mientras grabateaba sus calculos,- Si tomamos como referencia la altura de la puerta del sol y la sombra, que alcanza el muro occidental, hay 2351 pasos,...- y siguio grabatando, como hacia a diario,- entonces el canal de agua deberia subir por la ladera...
Un condor volaba en circulos, para Orko habria tenido un significado, probablemente uno poco realista, pero para Tupak solo con verlo, hizo el calculo, de la altura a la que volaba, la longitud de sus alas y la distancia que recorria en cada nuevo batir de alas, podia calcular todo aquello solo con verlo, y eso le hacia feliz. El tañir de el gong de bronce le saco de su reflexión y le devolvio a la realidad, dio un ultimo vistado al sol, y prometiendose a si mismo que encontraria la sabiduria escondida en Inti, termino de subir la escalera, cargando a desgana su aguayo, sus sandialias nuevas emprendieron con paso parsimonioso el camino que sus viejas sandalias habian hecho tantas veces, por la laberintica contrucción de piedra, hasta su mesa en la que ya se agolpaba un sin fin de tablillas con datos que necesitaban ser revisados.
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La ciudad vibraba con su propia sintonia, la lluvia acida repiqueteaba en los tejados, el aire soplaba con fuerza desde el norte, y las campanas intentanban hacerse escuchar por encima del barullo de las calles. un funcionario caminaba por la avenida del rey, tocando una campana, -Se acerca viento del norte,- su voz e grito se sumaba al barullo- usen mascaras cierren las puertas y ventanas y no salgan de casa- gritaba una y otra vez,- viento del norte- gritaba entre la decreciente muchedumbre- Viento del norte.
El mercado empezo a cerrar, cada mercader cerraba sus puestos, algunos solo taban sus productos, otros recogian todos sus bienes y los guardaban en fardos, otros, los menos, tenian carromatos y se los llevaban por las puertas, intentando eludir los atacos de gentes que volvian a sus hogares. Pero unas pocaas voces anunciaban a pleno pulmon sus productos- Mascaras de aire, marcaras de aire, compre su mascara, -anunciaba un joven pecoso y rubicundo. sumandose a la cacofonia un anciano al otro extremo anunciava, -sombrillas, botellas de aire, Compre todos los productos de proteccion contra el aire y la lluvia. Los ultimos visitantes del mercado hacian sus compras de ultimo minuto, el viento del norte era aterrador, y la lluvia toxica que solia acompañarlo era atroz, amenudo mataba a algun animal, un cerdo, o un perro que no se refujiaba, las mas de las veces las gallinas y los pollos perdian la vida por no guarecerse en sus corrales. El funcionario termino de atravesar el mercado, siguio su camino hacia su propio refujio, tocando la campana con vehemencia. -Viento del norte, Refujiense, y no salgan a la calle- anunciaba a voz en grito. Las calles vacias hacian eco de los pasos, las carreras apresuradas los portazos y las celosias cerrandose, las tiendas escondias su genero y los pordioseros corrian a esconderse bajo los balcones o en los aleros de las casas y las iglesias, la lluvia gris ceso, y la capa de humo y ollin se debilito, los rayos del sol se filtraron por el norte, una nube blanca y nitida y el aterrador cielo azul se hicieron visibles y empezo la sueve llovizna, una gota alcanzo la mano del funcionario, un desagradable picor se produjo, aun así sigui repiqueteando la campana, con viva violencia y prosiguio con su cantinela, - Lluvia y viento del norte, refujiense hasta nuevo aviso- la lluvia tomo pujanda intentando tapar los gritos del funcionario, rebotando en las paredes y suelo y descargando con violencia, el viento del norte abrasaba la piel del funcionario, que giro a la derecha en una calleja estrecha, apoyo la campana en el quicio de una ventana y sin soltar su parasol embreado rebusco en sus bolsillos en busca de las llaves de casa, en el frenetico rebuscar el aro de metal resbalo de su mano, callendo en un charco, miro con odio al charco se formaba entorno a sus pies y mordiendo su labio con fuerza metio la mano en el charco, un alarido broto de su garganta, y su dedos indice y polgar quemados, con un tono más claro, casi blanquecinos salieron del charco sosteniendo con dificultad el aro de las llaves, el resto de la mano se unio a la presa, y la punzada de dolor inundo su cuerpo, reprimio el alarido mordiendose el labio con fuerza, una gota escarlata broto de su comisora, introdujo la llave en el ojo de la cerradura y penetro en la casa, cerrando tras de si los postigos.
La lluvia del norte solia durar horas, aveces dias enteros, y la ciudad no estaba preparada para ella, las alcantarillas se llenaban y los desagues medio bloqueados por la suciedad de las calles terminaban por inundarse, la parte baja de la ciudad se inundaba y amenudo las casas sufrian grandes desperfectos, Eso lo sabia todo el mundo, sobretodo Borja de la vega, amenudo dejaba de lado la pintura en ocasiones como aquella, se embozaba en una capa larga de ponia sus mejores botas y guantes, y embozado y con la capucha hechada salia a la calle con aviesas intenciones, dias como aquel salia a sus reuniones secretas, y no era el unico, una veintena de figuras embozadas salieron a la calle, tan solo en la parte alta de la ciudad, el viejo teatro, abandonado y cochambroso era su lugar de reunión, presidia una plaza redonda donde desembocaban once calles, la puerta lateral, se abria con un candado fuerte, nadie se preguntaba porque un edificio abandonado habia sido reformado, o por que se le ponia candados en puertas y ventanas, aquella puerta era testigo de como los embozados se reunian, uno, dos,... trece,... Diecisiete en aquella ocasión. todos embozados en capas, pasaron a una de las pequeñas salas de conciertos que habia en antiguo teatro, allí en otro tiempo habia habido un piano, y en el escenario habian esallado los musicos y actores, ahora solo quedaba un pequeño estrado y algunos bancos viejos de madera maciza, las embozadas figuras se miraban entre si, esperando que la reunión empezase, finalmente Borja subio al estrado retiro la capucha de su cabeza, descubriendo su rostro y golpeo con un mazo sobre el estrado, las conversaciones privadas cesaron ante el seco golpe del mazo, y la reunión empezo.
Ramon era muchas cosas, Taimado, cruel, maquinador, y jovial eran algunas de ellas, era ademas teniente de alcalde de la ciudad, y antes de ello habia sido miembro de los servicios de espionaje del Vireinato, la conspiración era su mayor aafición y los secretos su moneda favorita, ademas era miembro de todas las organizaciones secretas de la ciudad, muchas, como la sociedad del segundo desayuno, las habia creado el para entretener a los nobles y a los burgueses, otras como los democratas habian surguido sin que el fuera parte, pero habia conseguido colarse en ellas, su objetivo primero habia sido desmantelar la organización pero en algun momento, despues de ser nombrado teniente de alcalde, sus metas habian cambiado, talvez se debiera a que su cuñado era la cabeza de esa organización, o tal vez al hecho de que veinte años de leal servicio a su hermana, sin recibir elogio alguno, ni reconocimiento, le habian pasado factura, de hecho si no habia una muchedumbre en la puerta del ayuntamiento exiguiendo la cabeza de Maria era por el unico hecho de que habia jurado a sus padres protegerla como un buen hermano mayor. Y allí estaba una vez más rodeado de los más ilustres miembros de la ciudad, incluyendo al Corenel Padilla, jefe de las tropas de la ciudad, Susana Ramirez, alcahueta y dueña del burdel al que acudian todos los que creian ser alguein en la ciudad, Dionisio garcia que era el administrador de los mercados de la ciudad así como un prospero hacendado vinicola de Tarija, y muchos otros, todos deseosos de votar. No se le ocurria un grupo más paeligroso que aquel, en resumidas cuentas, solo con la mitad de los presentes, podian gobernar la ciudad y la región completa, y era la acción radical de Votar la que les reunia a todos allí.
-Bien, empecemos la reunión, expondremos los acuerdos tomados en nuestra ultima reunión y las nuevas propuestas- Anuncio Borja con voz solemne- En nuestra ultima reunión resolvimos destituir a "Su Grandeza"- la mera mención a el apodo de la Alcaldesa hizo sonar risitas de entre la concurrencia- así como paralizar el proyecto de expansión hacia el norte.- la voz de Borja contenia cierta amargura. prosiguio en tono más lugubre de lo normal- y hoy tenemos que valor las propuestas hechas para ambos puntos. Quien desee tomar la palabra que levante la mano.
Un murmullo se hizo eco, ser el primero en proponer algo siempre era un tema peliagudo, y mientras el murmullo se extendia la mano de Ramón se alzo. -Yo tengo una propuesta- se levanto se su asiento, descubrio su cabeza, no era obligatorio de hecho se sugeria en las ordenanzas de la organización que nadie revelara su identidad, aun así Ramón rescubrio su rostro- Creo que ha llegado el momento de poner a mi querida hermana bajo arresto, y colocar un organo de gobierno más razonable.
El murmullo que habia cesado volvio a extenderse, siempre era igual, antes de cualquier replica los distintos miembros charlaban entre si en voz baja, opinando acerca de cada propuesta, el Coronel Padilla se levanto de su asiento. -manda cojones con el señorito- interjeto- pues yo propongo que la arrestemos, la juzguemos y la condenemos, no faltarián motivos para mandarla al cementerio.- los vitores u murmullos de aceptación se multiplicarón, y llenaron la sala con un eco ensordecedor, el coronel se sento con gesto triunfador.
-¿Alguna prupueta más?- Pregunto con voz apocada desde el estrado. -Si no hay más propuestas pasaremos a votar...
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No habia verdad sobre el cielo y la tierra que el gran Inka no conociera, eso era lo que Tika creia, no obstante Chipsa era conscienciente de una verdad distinta, Elisa no podia quedarse, Tika se divertia con la mujer venida de las tierras de Supay, la enseñaba palabras, y las costumbres. y desde luego se divertia como no lo habia hecho en años, por momentos parecian hermanas, y eso hacia recelar aun más a Chipsa, pero lo que le preocupaba de verdad era una cosa muy distinta. Un dia le pregunto a Elisa- ¿que hara tu gente si supiera de nosotros?- la pregunta de Chipsa que se negaba a hablar con Elisa somprendio a Tika y a la propia Elisa.
Siempre habia recelado, y era extraño para todos que Chipsa la preguntara algo abiertamente, Elisa dudo en responder, sabia lo que su Gente habia hecho con los nativos del sur, y conocia las intenciones del Virrey, y sabia lo que su madre haria, así que armandose de valor miro desde sus claros ojos al fornido granjero y le dijo la verdad.
Chipsa escucho la respuesta, reprimio las ganas de correjir el pesimo acento de Elisa, entonces se levanto, despacio, con mesura, acabo de un trago el vino de maiz y regreso a su cabaña, la noche acuciante se habia hecho, las lluvias habian llegado y se habian quedado durante cinco dias y seis noches, el camino embarrado a su cabaña montaña arriba se hizo lento y la luna no iluminaba el camino, las estrellas titilantes, casi bucolicas le hicieron recordar sus años en el ejercito del Inka, finalmente llego a la puerta de su cabeña, y por se tumbo, mirando las estrellas, no durmio, no podia, la respuesta de Elisa era franca eso lo sabia, y en sus pensamientos espero en vano que las estrellas le dieran una respuesta. por un momento penso en mandar a Elisa al Sur, despues penso en llevarla al Norte y Advertir del peligro a los funcionarios o al propio Inka, pero la luz de Inti le ilumino y le dio una respuesta aun más terrible que la de Elisa. El amanecer le reclamaba, las tierras debian trabajarse, esa era la unica verdad incuestionable, ni el Inka ni el Virrey podrian rebatir aquello, o eso es lo que Chipsa penso.
Elisa busco a Chipsa al dia siguiente. -¿por que me has preguntado eso?- pregunto y despues siguio -¿por que cultivas maiz?- su rostro parecia curioso y anhelante de respuestas- ¿por que cavas la tierras así? -pregunto señalando el ajado cuchullo romo que Chipsa hendia en la tierra con violencia y sacaba con el la tierra, para colocar sus semillas, las preguntas sigueron repitiendose una y otra vez, la curiosidad de Elisa no se veia satisfecha, queria saber el nombre de cada planta, como se fabricaba el adobe, y el por que Chipsa cultivaba esto y aquello, como regaba las plantas y cuando sabia que tenia que recogerlas, sus preguntas no cesaban, pero las respuesta siempre eran la misma, un silencio ensordecedor. Elisa al igual que su Tio era muchas cosas, era ligeramente torpe, y una pianista mediocre, curiosa, tenaz y en cierto modo una estudiosa, su madre se habia negado en rotundo a que acudiese a ninguna universidad, ni escuela superior, pero no habia podido evitar que su niña se hiciera mayor, y tampoco que leyera libros, decenas de libros, sobe muchos temas diferntes, astronomia, botanica, geologia, navegación, historia eran algunos de sus favoritos, y cuanto más leia mas curiosa se volvia y más deseaba conocer, y gracias a su padre habia ampliado su conocimiento, este le habia dado acceso a las bibliotecas de la ciudad y ordenado para ella decenas de libros, la hija leia y el padre pintaba era una estampa encantadora, o eso habian dicho muchos de los invitados a su casa, pero hacia mucho que de aquello, la niña timida habia evolucionado en una muchacha joven, que deseosa de conocer habia entrado en las instituciones, y gracias a la sociedad geografica, el club de botanica, y muchas otras habia acabado viajando a la Marca, incluso su padre se habia mostrado reticente a que cruzara el muro de chatarra, pero laxo como era no habia podido impedirselo, y en cierto modo y no sabia muy bien por que Chipsa le cecordaba a su padre, aunque no se parecian, Chipsa era grueso y musculoso, y su padre alto y menudo, Chipsa era un trabajador pragmatico, analizaba la situción con cuidado y hacia lo que habia que hacer, mientras Elisa recordaba a su padre como un pintor impulsivo que abandonaba un lienzo para pintar otra cosa distinta, pero algo si tenian en comun, o al menos eso creia Elisa, ambos tenian esa mirada en los ojos, la que desafiaba al mundo entero.
Chipsa esta harto de Elisa, hablaba mucho y preguntaba más, si no reciabia respuesta te contaba algo relacionado, o cambiba de tema y te hablaba de lo primero que se le ocurria, lo tocaba todo y lo rompia casi todo, parecia buscar un problema para cada solución, pero pese a todo no conseguia Odiarla, si lo hubiera conseguido todo habria sido más facil, la habria llevado lejos, y la habria apuñalado, se habria desecho del cadaver y todos sus problemas se habrian solucionado, los dias se convirtieron en semanas en y la incesante voz de Elisa y las carcajadas de Tika ante las ocurrencia de la Mujer Supay no cesaron e inundaron las tierras de cultivo de Chipsa, hasta que un dia se sorprendio de hecharla de menos, primero disfruto del silencio, pero despues preocupado por no oir tampoco las risotadas de Tika bajo hasta la grnaja, pero no estaban allí, penso por un momento que talvez habian llevado a las llamas a los pastos del sur, y eso le relajo, pero algo en su mente no paraba de espolearle, y decirle que estaba mal, y entonces lo recordo, era dia de mercado.
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El viaje al norte siempre era cnasado daaba igaual lo mucho que te gustara viajar, Orko estaba cansado de la compañia, estaba cansado de cabalgar de caminar y en general se podria decir que estaba cansado de absolumante todo, le aburria la actitud arrogante de los gobernantes locales y la sumisa presencia de los campesionos, el camino estaba siendo de lo más aburrido casi rogaba a Inti y Paxi (la diosa luna) que hubiera un corrimiento de tierras, un asalto de bandidos o una revuelta pero nada de todo aquello sucedio, las horas se habian convertido en dias y los dias en semanas, y aun le faltaba mucho camino, eso pensaba su mente cuando vio en una noche de luna llena como una estrella fugaz descendia a lo lejos, al sur de donde estaba, así que con su viva imaginación y como muchos de los viajeros de la carabana le preguntaron que significaba aquello, y su trabajo como astronomo consistia en dar significado a las cosas, penso en lo que significaba, como no se le ocurria nada apropiado, dijo- o es una gran noticia que solo podre contarle a los que son dignos de escucharla.
y aquellas palabras mutaron de boca en boca en boca y como una crisalida que se convirtie en mariposa se hiceron más bellas y extrañas, pero no menos deseadas y multiples versiones de su frase
llegaron a Kuzco, dias antes que el.
llegaron a Kuzco, dias antes que el.
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La lluvia habia causado estragos y Ramón estaba agradecido, por que eso retrasaba los planes de los Democratas, pero pese a todo comprendia la votación mejor que nadie, y la necesidad de llevarla a cabo, aunque no le gustaba la idea, aun así no pensaba oponerse, todo lo que dependia de el se estaba organizando, lo primero habia sido prhibir los viajes más alla del muro, claro que al enviado de la corte no le habia gustado la idea ni un poco, se habia quejado de manera vehemente y repetida.
Pero haciendo gala de sus mejores modales le habia contado una milonga de campeonato, claro que se veia en la cara que no se habia creido ninguna palabra, si quiera el -Justo te estaba buscando, -que es la frase con la que habia abordado al dignatario- Te traigo nuevas para que puedas mandarle información al Virey, veras...- y la mentira plausible habia nacido y se habia convertido en la verdad oficial, que distaba mucho de ser ni minimamente cierta, peo en cierto modo era mejor que la verdad.
No es que el espigado y delgado andaluz no supiera que los democratas existian, que estaba seguro de su existencia, es que no habia ninguna prueba ni testimonio, solo rumores falsos que el propio Teniente de Alcalde habia promovido ocultando la verdad bajo capas de mentiras sucintas y susurradas a media voz. Y que tenian como fin despistar a todos los interesados y si el mismo dios las hubiera escuchado tambien a él.
su prioridad era en aquel momento ordenar las reparaciones de las calles de la zona baja de la ciudad, las que se encontraban fuera de la colina, que habian sufrido la peor parte, cuando la noticia llego, no era inesperada, ni tampoco novedosa, el mismo habia votado a su favor, Las tropas militares de la ciudad habian arrestado a la alcaldesa por orden del coronel Padilla, los mandos leales a la Alcaldesa y el Virey estaban retenidos y desarmos en los cuarteles, y una manifiesto circulaba por las calles, la ciudad estaba bajo ley marcial y nadia podia abandonarla.
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El comunicado llego al Virey quien siempre de enteraba de todo, de alguna manera y no simpre el primero, leyo el documento, era escueto pero muy preocupante, "nosotros los ciudadanos creemos que "Su Grandeza" la alcaldesa ha impedido el progreso adecuado de la ciudad y es por ello que ha sido relevada de su puesto por la inicitiva de los ciudadanos librepensedores, y que deseamos para el apropiado gobierno de la urbe un nuevo sistema censado y controlado por los propios ciudadanos, mediante el voto." el comunicado se arugo en la mano del Virrey que lo apretaba con fuerza, su opiparo banquete personal perdio el interes y los deliciosos licores de Tarija que tanto placer causaban a su paladar pasaron a ser insipidos.
Hasta cierto punto se alegraba de que Maria estuviera entre rejas, pero la idea del voto, le causaba escalofrios, la noticia tenia al menos una semana, así que esa revuelta y desafio a su utoridad llevaba dias de ventaja, -Haz llamar a todos mis consejeros- le grito al ugier que le habia traido la correspondecia.
Miro al cerro, alli iluminado con antorchas y hogueras estaba la boca de la mina, la maquina del imperio que consumia almas y producia plata y riqueza, era consciente del sufrimiento y la muerte, pero la plata lo compensaba, el sudor y la sangre le agrababan daban un aroma especial a la ciudad, ollin plata y muerte.
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Ha Orko le habia costado inventar la profecia pero finalmente se le habia ocurrido una, -Los designios son claros- Dijo a la sala sin referirse a nadie en concreto, su voz soñadora, potente y profunda en tono de reverncia y majestad, evocaba imagenes- En el sur hay una femina, que viene de un lugar exotico, ha sido elejida por Paxi, como digna heredera, - hizo una pausa dramatica.- Es más delicada que una flor-prefirio no especificar, la botanica no era de su agrado- y más bonita que ninguna, Trae consigo saberes maravillosos y secretos terribles,- bajo el tono de voz de manera drastica, para crear espectación, como habia aprendido de los adivinos callejeros- Pero si Paxi la elejido, del mismo modo Supay ha hecho.
y dejando caer del interior de su poncho una cascara de coco que al romperse contra el suelo libero un humo contenido en ella, que cubrio la teatral retirada a la carrera del Astronomo.
El astronomo corrio hasta la puerta, la flanqeo y recorrio el pasillo con premura hasta cruzar dos codos, despues, ya con paso sosegado se dirigio a su camara. la habitación era pequeña, una tabla de madera de pared a pared encajada sobre salientes de piedra hacia de mesa, el jergon de paja fresca encajonado en el hueco de la pared, y una enorme ventana sonde los aparatos de medición astronomica descansaban, sobre la mesa habia dejado su aguayo, extrajo las cascaras de coco vaciadas, y los polvos de humo en dos tarros de barro, los polvos al juntarse en una proporción concreta causaban un espeso humo blanco, que era mejor no respirar, y en botes más pequeños tenia pigmentos para el humo, tinta para escribir y vitela de piel de llama para los documentos importantes, las tablillas de datos para el calendario que Tupak habia calculado las dejo al lateral, las necesitaria más tarde, cuando fuera convocado por el gran astronomo.
solto el cinturon de tela que ceñia su abundante barriga, se quito el poncho, quedando con la tunica suelta, la cara de alivio se dibujo en su frente, colgo su poncho rojizo en el alfeizar de la ventana para que se orease, y finalmente se sento en el pequeño asiento junto a la mesa, -Dos medidas de polvo negro,-recitaba mientras rellenaba el coco por el pequeño agujero,- Una medida de agua, y una de polvo blanco.- miro el coco relleno, la mexcla ya estaba lista, pero hoy se sentia capaz de todo asíi que decidio añadir una cucharada de polvo de cochinillas, tapo cin cera de la bela el agujero, y lo dejo aun lateral de la mesa...
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El dia de mercado habia sido emocionante, Elisa habia habia acompañado a Tika a vender sus telas, y así habia podido ver el pueblo, era pequeño, apenas una docena de construcciones apelotonadas en el valle, pero allí habia una centeria de personas, mujeres, hombres y niños, ancianos, muchos ancianos vendiendo toda clase de cosas. Un matarife sacrificaba y cortaba piezas de los animales para sus clientes, una mujer vendia caldo de verduras, muchachas vendiendo lana, o tejidos confeccionados llenos de signos abstractos, Hortelanos como Chipsa vendiendo verduras, Una niña vendiendo Plumas, y aretes de bronce...
pero lo más interesante del propio mercado habia resultado la propia Elisa, muchos se acercaban a mirarla, murmuraban frases y se marchaban, hasta que un niño se habia atrevido a tocarla, -Paxi Imilla- habia murmurado, y se habia marchado corriendo entonces vienieron muchas mas personas ancionos, y mujeres en su mayoria y la habian tocado la mano. Tika vigilaba a Elisa, mientras trataba de vender su genero, al atardecer Tika recogio su genero y cargo a las dos llamas con los restos, y comenzaron a subir hacia la humilde choza.
Los niños las siguieron de lejos, buena parte del camino, al anochecer llegaron a la cabaña de Tika.
Vio llegar a las muchachas de lejos, se sento a esperar, estaba enfadado y desde que se habia dado cuenta que habian ido al mercado, no se le habia pasado el enfado, aunque si templado, cuando Tika le vio corrio hacia el, y empezo a contarle todo lo ocurrido, estaba realmente emocionada. Elisa caminaba más despacio los pies la dolian.
-Hemos vendido todo el genero y los campesinos venian a que vendijesemos sus animales e hijos, han tomado a Elisa como una hija de Paxi.- La emoción de Tika se freno de manera abrupta al ver los ojos de Chipsa, que no solo no parecia contentento si no que parecia muy decepcionado.
Chipsa no respondio, su silencio fue más elocuente que cualquier frase, se dio la vuelta, y volvio a su cabaña, con paso presuroso y seguro, las dos muchachas comprendieron que algo estaba mal, pero aun no entendian el que.
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Fin de la segunda parte.
No le gustaba salir de la ciudadela sagrada, ni siquiera para acercarse al lago, y mucho menos para viajar hacia el sur, pero el emperador había oído una profecía, y por eso tenia que abandonar su tranquila contemplación del sol, o sus numerosas sumas, que se apilaban en las tablillas de su mesa de trabajo, cabalgar le causaba dolor en los cuartos traseros, y la llama en la que montaba parecía querer derribarle de su lomo, y con cada nuevo intento reprimía un grito. Bajo de la montura, sujeto la rienda de soga con cuidado, dejo los bultos sobre la grupa del animal y tiro de la soga con todas sus fuerzas, el animal no se movió, ni siquiera hizo el esfuerzo de recular, solo ignoro el tirón de la soga.
Aferro la soga con ambas manos y tiro con todas sus fuerzas, el animal devolvió el tirón en dirección opuesta, y Tupak callo de culo sobre un charco de barro. Se levanto todo lo digno que pudo, miro con odio al animal, y el animal le escupió con certeza en un ojo. La mirada de Tupak no desistió, había aprendido a mirar con odio, sobretodo al cógete de la gente, pero esta vez se atrevió a mirar a los ojos de la fuente de su odio, y esta le volvió a escupir. Se limpio el salivazo de la frente, tomo los bultos del lomo del animal, se echo el aguayo sobre el hombro y se alejo a pie por el camino. La llama le miro con una mezcla de odio e indiferencia, y volvió a escupir.
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Orko estaba feliz, había conseguido dejar al Inka ensimismado, y no solo a el, todos los nobles estaban deseados de ver a esa criatura que la profecía había descrito, incluso el tenia curiosidad por ella, y eso que era el único que sabia que era una invención, una fragrante mentira, y es por eso que la sorpresa había inundado su rollizo rostro y hecho estremecer su flácido cuerpo, Habían encontrado a la muchacha blanca como la luna, la elegida de Paxi, por un instante creyó que sus poderes eran reales, después recordó que había forjado una reputación y una larga carrera siendo un farsante, el miedo le invadió, le costo recuperar la serenidad, pero finalmente elaboro un plan. Habían mandado buscar a la criatura, y mientras la traían desde la frontera sur del imperio pasarían varias semanas, suficiente tiempo como para hacer una presentación digna de un dios, o con toda seguridad digna del Inka.
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La palabra democracia, concejo, voto eran palabras subversivas, y en sus inicios le habían preocupado, pero el virrey era conocedor de un secreto, y este era esencialmente que los honorables funcionarios aceptaban sobornos, y con ello en mente había ofrecido compensaciones por las molestias, a numerosos "honorables" funcionarios, cigarros, botellas de licor y en algunos casos dinero en metálico, o más concretamente en papel.
y gracias a todo ello había llegado a tener una reunión con el Teniente de Alcalde, se intercambiaron miradas, ambos eran conscientes de que podían matarse mutuamente, no obstante y pese a que la tensión enrarecía el aire, ya de por si rancio de la ciudad, y el humo de los cigarros llenaba la estancia, fingían una desmesurada cordialidad.
-Hacia mucho que no te veía- Dijo el teniente de alcalde, mientras palpaba la culata de su pistola que pendía bajo su escritorio- No esperaba verle hasta dentro de un mes.
-Me pareció oportuno venir en persona a dar mi péseme- mintió el Virrey- Tu sobrina era encantador- mientras palpaba discretamente el cuchillo que llevaba guardado en la manga, para comprobar que el mecanismo estaba en posición optima para servirlo en la mano. fingía arreglarse el puño de la camisa.
-Ha sido una perdida terrible- mintió el teniente de alcalde- Mi hermana esta de luto y no puede recibir visitas.- Pese a la magnitud de la mentira su expresión no muto.
-Ya que estoy aquí, me gustaría tratar otro asunto- dijo el Virrey con ese tono de fingida altanería y despreocupación- He oído hablar sobre una cosa, una chiquillada sin duda, rumores sin fundamento. un grupo que se hace llamar los Demócratas.
- Ha eso, no hay de que preocuparse- respondió el virrey mientras amartillaba el mecanismo de la pistola.- Son solo un grupo de ciudadanos preocupados por la política local, que quieren lo mejor para la ciudad.
La puerta del despacho rechino, abriéndose lentamente, el Virrey activo el mecanismo que llevaba oculto en la manga, la cuchilla triangular se sirvió en su mano, su brazo extendido ya para asestar la puñalada fatal se detuvo súbitamente, noto el frio cañón de la pistola de pimentera contra su frente.
En el quicio de la puerta se dibujo la silueta de la criada con su uniforme- Aquí esta el refrigerio....-Entonces percibió la tensión ambos hombres levantado rozándose con sus armas, separados por el escritorio de caoba.
-Puede dejarlo ahí mismo- dijo el Teniente de Alcalde.
-Si ciertamente, mataría por algo de picar- Anuncio el Virrey, que se dejo caer de vuelta en la cómoda silla acolchada con cojines de terciopelo rojo.
La criada no pudo ocultar su nerviosismo al dejar la bandeja con todo su contenido en la mesa entre ambos hombres, las antes silenciosas copas, ahora tintineaban con su cristalino sonido. se retiro con una rígida y fugaz reverencia y se marcho. En cuanto la puerta se cerro el Teniente de alcalde recupero su amplia y falsa sonrisa, y con el gesto estudiado de la mano libre ofreció a su contertulio que sirviera las copas.
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El hombrecillo sorprendió a Elisa, había asumido que un hombre tan sucio, cubierto de barro y manchas de hierva, con unas sandalias tan ajadas debía ser un campesino, sin embargo Tupak no tenia nada de campesino, su conversación se mostraba vivaz ágil y culta, hablaron de poesía, los versos que Tika canturreaba sobre el agua y los ríos que discurrían por las montañas dieron lugar a una elevadísima conversación sobre la métrica.
para Tika aquel hombrecillo de piel calcinada por el sol y orejas de soplillo se revelo como un erudito, era feo, o al menos a ojos de Elisa lo parecía, bajito, delgado y con una virilidad tan exigua que llego a dudar sobre el genero de su interlocutor.
Chipsa y Tika miraban al recién llegado con una mezcla de recelo y majestad, y ciertamente había algo en el desgarbado funcionario, a un toque casi de irrealidad que la llevaron a pensar que el hombre era un duende como los de los cuentos de hadas, y por lo que ella sabia esa nariz tan peculiar era la seña inequívoca de que acertaba más allá de toda duda razonable.
al despedirse el duende farfullo algunas palabras, Chipsa se quedo mudo, y hasta que no vio como el hombre con paso renqueante se alejaba no recupero ni el color ni la palabra.
-El inca nos llama a su presencia, -la voz a menudo fuerte de Chipsa, sonó débil, sin fuerza, su cuello estaba hinchado y rígido,
para Tika aquel hombrecillo de piel calcinada por el sol y orejas de soplillo se revelo como un erudito, era feo, o al menos a ojos de Elisa lo parecía, bajito, delgado y con una virilidad tan exigua que llego a dudar sobre el genero de su interlocutor.
Chipsa y Tika miraban al recién llegado con una mezcla de recelo y majestad, y ciertamente había algo en el desgarbado funcionario, a un toque casi de irrealidad que la llevaron a pensar que el hombre era un duende como los de los cuentos de hadas, y por lo que ella sabia esa nariz tan peculiar era la seña inequívoca de que acertaba más allá de toda duda razonable.
al despedirse el duende farfullo algunas palabras, Chipsa se quedo mudo, y hasta que no vio como el hombre con paso renqueante se alejaba no recupero ni el color ni la palabra.
-El inca nos llama a su presencia, -la voz a menudo fuerte de Chipsa, sonó débil, sin fuerza, su cuello estaba hinchado y rígido,
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Siempre le había llamado la atención la cabeza del Inka, y en general de toda la alta aristocracia, usaban aquellas cinchas y vendas desde bebes, que les deformaban los cráneos, dándoles una forma alargada e inhumana, era simplemente antinatural y eso le causaba cierta repugna, - Orko ahogo una arcada seca y profunda al ver como el inca desnudaba su cabeza dejando sus prominentes deformidades expuestas.
Aquel hombre era un monstruo, y no solo en su fisionomía, sus ojos penetraron a Orko con su mirada Malicisa y su brillo cruel.- Orko- Llamo el Inka con voz aguda- ¿Ya has hecho los preparativos para la doncella de Paxi?
-Si, Uno de los mejores funcionarios de Tiawanako ha ido a informarla de su reclamo,- Recompuso su voz y ahora con más aplomo añadió- Pronto estará con nosotros.
El Inka se dio la vuelta, dejando entrever su perfil al soltar una aguda e inhumana carcajada que escapaba entre sus afilados dientes y sus finos labios pintados de azul. Camino a paso lento, hasta desaparecer por el pasillo, dejando su suntuosa capa arrastrando por el suelo.
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Tupak y Chipsa se miraban de manera intensa, Tika y Elisa les contemplaban, Habían intercambiado pocas palabras en voz baja, que las mujeres no habían llegado a oír.
El funcionario tomo el trago de sus cuenco de chicha de maíz, se quito el gorro de lana que cubría su cabeza, y asintió- Más vale que sea realista, si no me mataran.
Chipsa se puso en pie, tomo su garrote que estaba junto al quicio de la puerta y golpeo con fuerza en la nuca del funcionario, un sonido sordo se produjo, y el funcionario quedo tendido boca abajo, Chipsa comprobó que aun respiraba poniendo la mano frente a su nariz, y cuando estuvo seguro de que respiraba miro a las mujeres- Sigue vivo, despertara en unas horas,- Las mujeres le observaban horrorizadas- Es hora de que huyamos hacia el Sur.
Tika reprimió un grito en parte de horror y en parte sorpresa, Elisa se quedo con la boca abierta de par en par, Chipsa la tomo por la muñeca y tiro de ella, arrastrándola con facilidad fuera de la casa, Tika con ojos vidriosos y paso inseguro les siguió, - Hay que retornar a Elisa a su la tierra de Supay.
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El ultimo bocado de merengue fue letal, el pequeño taburete de metal cedió, y con el la estructura de la crinolina al que esta soldado, los cierres del corsé en eterna batalle frente a la obesidad de la exalcaldesa se rindieron al fin, los botones que mantenían es su sitio las curvas de la reclusa salieron despedidos, y las cintas que lo ceñían reventaron por el esfuerzo de mantener la figura. Callo de espaldas, arrastro con sigo el lienzo blanco que cubría la mesa, un sin fin de platos vacíos, aun manchados de nata, bizcocho, cacao y merengue causaron enorme estrepito al romperse cubriendo a la rea de manchas, su esfínter se relajo, y dejo de respirar.
Pero nadie vio este dantesco espectáculo, la celda bien iluminada con amplias ventanas con barrotes de grueso metal, las palomas con sus gorjeos ni se inmutaron, y los roedores avaros no avisaron a los guardias al pie de la escalera de la torre.
FIN.
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